lunes, 5 de octubre de 2009

1. El Hermano Lorenzo

Es extraordinaria la cantidad de citas -más de 200,000- que aparecen en Google si buscamos “Hermano Lorenzo”, una persona cuya biografía es muy sencilla y cuyo portafolio de escritos es bastante escaso: un corto ensayo denominado Máximas Espirituales, 16 cartas a varias monjas, una a un director espiritual, otra a un personaje laico y cuatro conversaciones registradas.

Nacido como Nicolás Herman en 1614 en la villa de Lorraine, Francia, experimentó conversión espiritual a los 18 años de edad. Ese invierno, observando árboles sin hojas, se maravilló de que su desnudez pronto se llenaría de verde otra vez, y habría flores, y también frutos. Estos pensamientos le hicieron reflexionar sobre la profundidad del amor de Dios; sin embargo se enlistó en el servicio militar y fue herido en la Guerra de los 30 Años. Inseguro de su futuro, intentó varios trabajos. Finalmente, a los 26 años de edad ingresó a la Orden de los Carmelitas Descalzos como hermano laico, tomó el nombre de “Hermano Lorenzo” y vivió ahí durante 50 años.

Cojeaba mucho debido a las heridas recibidas durante la guerra, por lo que fue cocinero y lavaplatos mientras su problema físico se lo permitió. Después se convirtió en zapatero del monasterio, arreglando unos 200 pares de sandalias. Murió el 12 de febrero de 1691, pero sus inimitables y sencillos escritos todavían nos enseñan hoy cómo andar en los caminos del amor de Dios.


CONVERSACIONES

Si renunciamos a nosotros mismos, conoceremos gozo inmenso. Siempre acude a Jesucristo, pidiendo Su gracia que todo facilita. No se requiere nobleza ni aprendizaje para acercarse a Dios, sino un corazón resuelto a dedicarse sólo a El, amándole.


Anclate en la presencia de Dios al conversar de continuo con El. Alimenta tu alma al enfocar tu mente en la gloria de Dios. Acepta el gozo que proviene de gastar tiempo con El. Renueva tu fe; es tan terrible que tengamos tan poca.


Entrégate por completo a Dios. Abandona tu yo a El. Encuentra gozo en hacer Su voluntad en toda circunstancia. Gozo y sufrimiento son sinónimos de alquien que se ha rendido a Dios. Seamos fieles en tiempos de aridez, cuando Dios prueba nuestro amor hacia El.


MAXIMAS ESPIRITUALES

Mantengamos nuestros ojos fijos en Dios en todo lo que hablamos o hacemos. Nuestra meta es adorar a Dios incesantemente.


Trabajemos para que cada acción, sin excepción, sea una breve conversación con Dios -no de manera artificial, sino en pureza, con sencillez.


Actuemos siempre con cuidado y deliberación, no con prisas o por impulsos pues estas son las marcas de una mente distraída. Cooperemos con Dios en gentileza y amor.


Puesto que sabemos que Dios siempre nos acompaña en nuestro ser interior, detén lo que sea que estés haciendo y adora, alaba, pide Su ayuda, ofrece tu corazón, y agradécele.


El alma que se interioriza para practicar la presencia de Dios, establece una intimidad tan grande con El que literalmente gasta su vida en actos continuos de amor, adoración, tristeza santa, confianza, gratitud, ofrendas y peticiones. Algunas veces estas acciones se convierten en un hecho sin final porque el alma practica constantemente el ejercicio de la divina presencia de Cristo.

Compilación de Carmen Acevedo Butcher, profesora asociada de Inglés y escolar residente del Colegio Shorter en Roma, Georgia.

http://www.christianitytoday.com/ch/thepastinthepresent/classicfaithformoderntimes/thelimpingunceasingprayingbrotherlawrence.html

2 comentarios:

Varonilmente dijo...

Esta es una buena fuente de pensamientos bíblicos para postear en Facebook. Estamos llamados a redimir esos medios, asi como Pablo redimió un medio de comunicación ordinario de su época que fueron las epístolas.

Rosa Maria dijo...

recomiendo sus escritos "practica de la presencia de Dios"