domingo, 9 de noviembre de 2008

La Guerra de las Palabras: Llegando al Corazón por amor a Dios - Paul D. Tripp


Hay tres cosas que conozco de ti:

1. Tu Hablas. Nuestras vidas están llenas de palabras. Las palabras son idea de Dios y le pertenecen a Dios. Nunca consideremos el hablar como algo que no tiene importancia

2. Tanto los momentos más tristes como los más alegres de tu vida han sido acompañados por hablar

3. Tu mundo de hablar es un mundo de problemas

¿Cuál es el problema con nuestro hablar?

Porque no hay árbol bueno que produzca fruto malo, ni a la inversa, árbol malo que produzca fruto bueno.
Pues cada árbol por su fruto se conoce. Porque los hombres no recogen higos de los espinos, ni vendimian uvas de una zarza.
El hombre bueno, del buen tesoro de su corazón saca lo que es bueno; y el hombre malo, del mal tesoro saca lo que es malo; porque de la abundancia del corazón habla su boca.

Cristo nos enseña en este texto que nuestra vida sale del corazón. Tú conducta no es causada por las situaciones y relaciones fuera de ti. Es causada por la manera que tu corazón reacciona a estas cosas. Los problemas con las palabras son problemas del corazón. Lo primero para resolver tus problemas de comunicación es reconocer que tú eres el problema principal de tus problemas de comunicación.

¿Cuál es la guerra del corazón?

Es brevemente resumido en las palabras de 2 Corintios 5:15.

[Jesús] murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.

El pecado es fundamentalmente antisocial. Hace que yo sea lo más importante y la vida se resume en "yo quiero, yo quiero, yo quiero, yo quiero, yo quiero." Sin Cristo, el hombre es una barrica de deseos y derechos personales.

Pablo advierte a los gálatas:

Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; sólo que no uséis la libertad como pretexto para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros. Porque toda la ley en una palabra se cumple en el precepto: Amaras a tu prójimo como a ti mismo. Pero si os mordéis y os devoráis unos a otros, tened cuidado, no sea que os consumáis unos a otros.


Nunca es apropiada o aceptable una comunicación áspera, arrogante, sin amor o sin gracia. Dios le ha dado poder a las palabras y pablo dice que las palabras pueden destruir. El pecado deshumaniza a las personas al punto que en lugar de verlos como las personas que son los ve como vehículos para lograr sus deseos o como obstáculos que se entremeten en el camino de lo que quiere. Si me ayudan a conseguir lo que quiero, le hablo con amabilidad y ternura. Si son un obstáculo, entonces le hablamos con aspereza.

Dios no nos ha dado gracia para ser siervos de nuestros propios reinos, sino para ser siervos en su reino. Y la ley del reino de Dios se resume en Amarás a Dios sobre todas las cosas y a tu prójimo como a ti mismo. Y el orden es importante porque solo podrás amar a tu prójimo a ti mismo cuando hayas amado a Dios sobre todas las cosas. Los problemas horizontales se resuelven verticalmente.

¿Cómo puede el mundo de mis palabras ser gobernado por la ley del amor?

1 Juan 4:10-11

En esto consiste el amor: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que El nos amó a nosotros y envió a su Hijo como propiciación por nuestros pecados. Amados, si Dios así nos amó, también nosotros debemos amarnos unos a otros.


Dios define el amor como un sacrificio propio y voluntario para el bien espiritual de otro sin demandar reciprocidad o que la persona amada lo merezca.

El problema es que mi propio pecado se sigue atrayendo a los deseos claustrofóbicos de mi propio reino. Sigo buscando satisfacciones con las pequeñas glorias de mi propio reino, las cuales nunca satisface y continuamente necesito de la gracia salvífica de Cristo.

Pues su divino poder nos ha concedido todo cuanto concierne a la vida y a la piedad, mediante el verdadero conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia, por medio de las cuales nos ha concedido sus preciosas y maravillosas promesas, a fin de que por ellas lleguéis a ser partícipes de la naturaleza divina, habiendo escapado de la corrupción que hay en el mundo por causa de la concupiscencia. 2 Pedro 1:3-4


Si eres hijo de Dios, entonces el poder para vivir según esta ley de amor ya está a tu disposición. No es algo futuro, sino disponible en el presente (nos ha concedido). El nos ha dado todo lo que necesitamos para vivir una vida de piedad.

¡Oh que pudiéramos vivir según esta identidad y no en la pobreza de inhabilidad cuando ya hemos sido capacitados por Cristo!

¿Cuáles son los dones de nuestra redención?

· Perdón de nuestros pecados por la sangre de Cristo

· El poder para hacer aquella cosas que nos exige

· Rescate completo y final de todo vestigio de pecado en nuestros corazones

El glorioso reino de Dios es nuestro, ¿por qué volver a vivir en nuestros pequeños, egoístas y claustrofóbicos reinos personales?

¿Cuál reino gobierna tu vida? ¿Tus palabras están a servicio de cual reino? Para la mayoría de nosotros es una mezcla y por eso necesitamos constantemente la gracia redentora de Cristo.

Oración:

1. Soy una persona en necesidad de ayuda urgente.

2. Ruego que en tu gracia envíes tus ayudas en mi dirección.

3. Dame la humildad para recibir la ayuda cuando venga.


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