lunes, 28 de septiembre de 2009
Yom Kippur
El Arbol de Manzana
\\The tree of life my soul hath seen
Laden with fruit and always green//
The trees of nature fruitless be
Compared with Christ the apple tree
\\His beauty doth all things excel
By faith I know, but ne’er can tell//
The glory which I now can see
In Jesus Christ the apple tree
\\For happiness I long have sought
And pleasure dearly I have bought//
I missed of all; but now I see
’Tis found in Christ the apple tree
\\I’m weary with my former toil
Here I will sit and rest a while//
Under the shadow I will be
Of Jesus Christ the apple tree
\\This fruit doth make my soul to thrive
It keeps my dying faith alive//
Which makes my soul in haste to be
With Jesus Christ the apple tree
El Arbol de Manzanas
\\The tree of life my soul hath seen
Laden with fruit and always green//
The trees of nature fruitless be
Compared with Christ the apple tree
\\His beauty doth all things excel
By faith I know, but ne’er can tell//
The glory which I now can see
In Jesus Christ the apple tree
\\For happiness I long have sought
And pleasure dearly I havebought//
I missed of all; but now I see
’Tis found in Christ the apple tree
\\I’m weary with my former toil
Here I will sit and rest a while//
Under the shadow I will be
Of Jesus Christ the apple tree
\\This fruit doth make my soul to thrive
It keeps my dying faith alive//
Which makes my soul in haste to be
With Jesus Christ the apple tree
sábado, 26 de septiembre de 2009
Estrallazo de Lógica
He aquí algunas notas tomadas del autor Peter Kreeft en su libro Socratic Logic (pp. 28-33), para su reflexión al estudiar, intentar una presentación, analizar un caso, en fin:
Hay tres clases de pensamientos, es decir tres hechos de la mente:
(1) Aprehensión simple [entender un término sencilllo; por ejemplo: “hombre”].
(2) Juicio [relacionar dos conceptos al predicar –gramática 101- un término sobre el otro; por ejemplo: “el hombre es mortal”].
(3) Razonamiento [relacionar dos o más juicios con una conclusion; por ejemplo: “el hombre es mortal, yo soy hombre, luego entonces soy mortal”].
Estos tres actos de la mente resultan en tres productos mentales:
(1) Conceptos (los productos de concebir)
(2) Juicios (los productos de juzgar)
(3) Argumentos (los productos de razonar, o argumentar)
Expresados lógicamente, los productos son:
Términos
Proposiciones
Argumentos (más comunes, silogismos)
Estas entidades lógicas responden a tres preguntas de las más fundamentales:
Un término responde a qué es algo.
Una proposición responde a si algo es.
Un argumento responde al por qué algo es.
Estas entidades lógicas también revelan tres aspectos de la realidad:
Los términos revelan esencias (lo que algo es).
Las proposiciones revelan existencia (si algo es).
Los argumentos revelan causas (por qué algo es).
Estas entidades lógicas pueden juzgarse como lógicamente buenas o como lógicamente malas:
Los términos pueden ser claros o no claros (=ambigüos).
Las proposiciones pueden ser verdaderas o falsas.
Los argumentos pueden ser válidos o inválidos.
Para realizar un argumento convincente es necesario cumplir todas las tres condiciones siguientes:
Tus términos son claros.
Tus premisas [proposiciones] son verdaderas.
Tu lógica es vålida.
Y si quieres criticar el argumento de alguien, solo será necesario mostrar error en alguna de las siguientes:
Están empleando algún término ambigüamente.
Están empleando alguna premisa falsa.
Están cometiendo alguna falacia lógica (v.g., el argumento es inválido; la conclusión no sigue o no se desprende de las premisas).
Justin Taylor, Between Two Worlds. http://thegospelcoalition.org/blogs/justintaylor/2009/09/25/a-crash-course-in-logic/
viernes, 25 de septiembre de 2009
Marcas de liderazgo
John Piper escribió en 1995 un artículo muy bueno llamado The Marks of a Spiritual Leader.
Hay tres asuntos que sobresalen:
Primero, Piper provee una definición de gran ayuda sobre el liderazgo espiritual, el cual difiere en algunas cosas del liderazgo general:
“Defino al liderazgo espiritual como el ‘conocer dónde quiere Dios que la gente esté, y tomar la iniciativa para usar los métodos de Dios para conducirlos allí, sostenido en el poder de Dios’”. La respuesta al “¿dónde quiere Dios que la gente esté?” se denomina condición espiritual así como un estilo de vida que exhiba Su Gloria y de honor a Su nombre.
Por tanto, la meta del liderazgo espiritual es que la gente venga y conozca a Dios y le glorifique en todo lo que hace. Liderazgo espiritual no consiste tanto en dar direcciones sino en cambiar gente. Si fuerámos la clase de líderes que debiéramos ser, nuestro objetivo principal debiera ser desarrollar personas en lugar de dictar planes. Uno puede lograr que la gente haga lo que uno quiere, pero si no cambian de corazón entonces no les hemos guiado espiritualmente. No les hemos llevado adónde Dios quiere que estén.
Segundo, Piper señala en el resto del artículo las características que debe tener la persona para ser un líder espiritual “excelente tanto en la calidad de su dirección como en el número de personas que le siguen”. Piper divide estas características en dos círculos, uno interno y otro externo:
El círculo interno es aquella secuencia de eventos que deben ocurrir en el alma humana si alguien quiere alcanzar la primera base en liderazgo espiritual. Estos son los absolutos esenciales. Son cosas que todo cristiano debe alcanzar en cierto grado, y que cuando se obtienen con gran fervor y fuerte convicción muy a menudo conducirán a un fuerte liderazgo. En el círculo externo encontraremos aquellas cualidades que caracterizan tanto a líderes no espirituales como a los espirituales.
Tercero, entre otras cosas, Piper ofrece una buena discusión de las características del círculo externo. He aquí la lista, en particular me encanta el énfasis en optimismo, energía, capacidad de pensamiento profundo, sueños y capacidad de tomar decisiones:
Inquieto
Optimista
Intenso
Dominio propio
De piel dura
Lleno de energía
De pensamiento profundo
Articulado
Capaz de enseñar
Un buen juez del carácter
Cuidadoso, con tacto
Orientado teológicamente
Un soñador
Organizado, eficiente
Decisivo
Perseverante
Amante
Quieto
Matt Perman http://www.whatsbestnext.com/2009/08/john-piper-on-spiritual-leadership/
jueves, 24 de septiembre de 2009
2. Salud y Experiencia Pastoral
Pastor, ¿cómo puedo ayudar? Multitud de feligreses hicieron esta misma pregunta al gran predicador Charles Haddon Spurgeon. Su respuesta fue establecer una iglesia que oraba y servía. Su ministerio se convirtió en el más grande trabajo evangélico conocido, fundamentado en la oración, desde los días de la era apostólica.
Cómo ayudar a tu Pastor
Entendimiento. Desarrollar entendimiento y sensibilidad al estrés y a las demandas de la obra de un pastor es el primer paso.
Oración. En segundo lugar, orar port u Pastor. Un muy activo ministerio de oración que soporte su trabajo evangélico es vital para la salud de pastores e iglesia por igual.
Crecimiento. Tercero, madurez en la fe. Crece y trabaja para preservar la obra de Dios a tu alrededor. No contribuyas a confusión, murmuraciones, actitudes de amargura. Involúcrate en actividades, servicio, contribuciones financieras… acciones vitales para la buena salud de la misión de proclamar a Cristo en tu comunidad y el mundo.
Liderazgo. Finalmente, fé en acción es servir a otros por encima de los deseos personales, en apoyo al ministerio de la iglesia. No te involucres tan solo en el ministerio; trabaja activamente con los líderes para proveer impulso saludable al ministerio y para convertirte en predicador personal de los caminos de Cristo!
Los pastores son humanos
Tus pastores pueden hallarse exhaustos física, emocional y espiritualmente. De nuevo, C.H. Spurgeon compartió sus quejas y tribulaciones para demostrar que en sus debilidades se magnifica la fortaleza de Cristo. Spugeon sufrió agonías espirituales, murmuraciones, menosprecio, la carga de predicar, episodios depresivos, carga ministerial, aflicciones físicas derivadas de ataques de gota, presión arterial elevada y enfermedad de sus riñones.
Salvado de mucho, llamado a mucho
La base de su jornada fue el sufrimiento, y en sus propias palabras nos ofrece una imagen clara de su agonía previa a la conversión: “la justicia de Dios, como reja de arado, aró mi espíritu”. “Estaba condenado, deshecho, destruído –perdido, sin ayuda, sin esperanza- delante del mismo infierno… oré, pero sin hallar paz o respuesta…”. Nos enseña con su vida que los sufrimientos presentes en el ministerio no fueron comparables con la devastadora amargura de alma que experimentó antes de ser de Cristo. Esto le enseñó a perseguir la santidad de Dios y aborrecer la vida pecaminosa.
Murmuración y menosprecio van con el territorio
Durante los primeros años de su ministerio Spurgeon sufrió intensas murmuraciones y menosprecios, y su respuesta fue: “Si se me permite decirlo con toda verdad, ‘fui enterrado con Cristo 30 años atrás’, o sea que debo estar muerto. Ciertamente el mundo lo creyó así, pues poco tiempo después de mi entierro con Jesús cuando empecé a predicar en Su nombre, y para la época en que el mundo pensó que yo había desaparecido, hasta dijeron ‘ya apesta’. Comenzaron a hablar toda clase de iniquidad contra el predicador; pero mientras más apesto a su nariz más me gusta, porque esto indica que en verdad estoy muerto para el mundo”.
El demoledor golpe del menosprecio
Spurgeon de nuevo: “A menudo caigo sobre mis rodillas mientras me sube el calor ante la última murmuración derramada en mi contra; en agonía de tristeza se ha roto mi corazón…” “Espero poder decir de todo corazón que si he de ser basura de la calle, si el hazmerreír o bufón de todos, si la canción del que se emborracha, y con esto ser de mayor servicio a mi Maestro, y más útil a Su causa, prefiero ser así y no estar frente a multitudes o buscar el aplauso que los hombres puedan darme”.
No contribuyas a los sufrimientos de tu pastor o de tus pastores, ni con murmuraciones, ni con golpes bajos, ni con menosprecio. En lugar de esto, ¡ven a las trincheras, colabora!
John Catanzaro. http://theresurgence.com/how-to-help-your-pastor
miércoles, 23 de septiembre de 2009
LIBRERIA DE LA GRACIA
¿Por qué la frialdad espiritual?
“Hay algo que está oculto y que provoca esa frialdad"
¿Qué es ese algo? No es otra cosa que el velo de separación que conservamos en el corazón. Este velo impide que veamos el rostro de Dios. Y no es otro que el velo de nuestra naturaleza humana caída, que aún no ha sido juzgada, crucificada y repudiada dentro de nosotros.
Es el velo de la supervivencia de nuestro “yo,” que nunca hemos querido doblegar y que no hemos sometido a la crucifixión.
Este velo sombrío nada tiene de misterioso, ni es difícil identificarlo. Basta que echemos una mirada a nuestro corazón para que lo veamos, recosido y remendado y reinstalado, verdadero enemigo de nuestra vida y real impedimento de nuestro progreso espiritual.
Este velo no es bonito, y no nos gusta hablar de él.
Pero me estoy dirigiendo a almas sedientas que se han determinado seguir a Dios, y yo sé que ellas no se volverán atrás porque el camino pasa a través de cerros sombríos. La urgencia de Dios que sienten en su interior los impulsará a seguir. Harán frente a los hechos, por desagradables que éstos sean, y soportarán la carga de la cruz por el gozo que les espera.
Por eso me atrevo a mencionar los hilos con los cuales se ha tejido ese velo interior.
Está entretejido con los delicados hilos del egoísmo, cruzados con los pecados del espíritu humano. Esto no es algo que nosotros hacemos, sino algo que nosotros somos, y en esto reside su sutileza y poder.
Para ser específicos, estos pecados del ser interior son la justificación propia, la propia conmiseración, la autosuficiencia, la admiración de sí mismo y el amor propio.
Y otra cantidad de pecados semejantes.
Ellos están tan profundamente metidos en nuestra naturaleza, y son tan semejantes a nuestro modo de ser que es muy difícil verlos, hasta que la luz de Dios se enfoca sobre ellos.
Las manifestaciones más groseras de estos pecados - egoísmo, exhibicionismo, auto alabanza-que exhiben aun grandes líderes cristianos, son toleradas en los círculos más ortodoxos, aunque parezca extraño que lo digamos. Muchas personas llegan hasta a identificarlos con el evangelio. No es cinismo decir que dichas cualidades han llegado a ser requisito imprescindible para lograr popularidad y prestigio.
La exaltación del individuo, más que la de Cristo, es tan común que a nadie le llama ya la atención.
Podría suponerse que la correcta enseñanza de la depravación humana y la justificación en Cristo nos librarían de estos feos pecados, pero no es así.
El pecado del yoísmo es tan presuntuoso que puede medrar al lado mismo del altar.
Puede ver morir a la sangrante Víctima, sin inmutarse en lo más mínimo.
Puede defender con calor las doctrinas fundamentales y predicar con elocuencia la salvación por gracia, y sentirse halagado por estos esfuerzos.
Hasta el mismo deseo de buscar a Dios parece servir para que el yoísmo se afirme y crezca.
El “yo” es el velo opaco que nos oculta el rostro de Dios. Lo único que puede quitarlo es la experiencia espiritual, nunca la instrucción religiosa. Tratar de hacerlo así es como querer curar el cáncer con tratados de medicina.
Antes que seamos librados de ese velo, Dios tiene que hacer una obra destructiva en nosotros. Tenemos que invitar a la cruz que haga su obra dentro de nosotros.
Debemos poner nuestros pecados del “yo” personal delante de la cruz para que sean juzgados. Debemos estar dispuestos a sufrir cierta clase de sufrimientos, tales como los que sufrió Jesús cuando estuvo delante de Pilato.
Tengamos en cuenta que al hablar de rasgar el velo, estamos usando una figura poética que es placentera, pero la experiencia real en sí nada tiene de agradable. En la experiencia humana ese velo se forma de tejidos espirituales vivientes; está constituido de ese material sensible y vacilante que es nuestro ser. Cualquier cosa que lo toca nos hiere a nosotros con vivo dolor. Arrancar ese velo es hacernos daño, nos lastima y nos hace sangrar. Decir otra cosa es hacer que la cruz no sea cruz y la muerte no sea muerte. Nunca será divertido morir. Desgarrar la tela de que está compuesta la vida nunca dejará de ser doloroso. Pero eso es lo que la cruz significó para Jesús y es lo que debe significar para nosotros.
Tengamos cuidado de no tratar chapuceramente con nuestra vida interior con la esperanza de rasgar nosotros mismos el velo. Dios tiene que hacer eso. La parte nuestra debe ser entregarnos y confiar.
Debemos confesar, desechar, resistir nuestros antojos y egoísmos, y darnos por co-crucificados con Cristo.
Pero esta co-crucifixión no debe ser una laxa “aceptación” de Cristo, sino una verdadera obra hecha por Dios. No podemos conformarnos solamente con creer en una bonita y agradable doctrina de la crucifixión del yo.
Si esto hiciéramos, estaríamos imitando a Saúl, que sacrificó algunas cosas, pero reservó para sí lo mejor del despojo.
Insistamos en que la obra sea hecha conforme a la mejor doctrina y también en la más completa realidad. La cruz es tosca, y mortal, pero es efectiva. No deja a las víctimas colgando indefinidamente de ella. Llega el momento cuando la obra queda consumada y la víctima muere. Es después de la muerte que viene el gozo de la resurrección y la alegría de ver rasgado el velo. Entonces olvidamos los dolores que ha costado, y disfrutamos de la gloria de la presencia del Dios vivo.”
Rudimentos
sábado, 19 de septiembre de 2009
Providencia
Poesía del sentido común
viernes, 18 de septiembre de 2009
1. Salud y Experiencia pastoral
Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor (Efesios 4:11-16).
Tengo el privilegio de ser pastor de pastores, enseñando y orando por su bienestar. Las expectativas que los miembros de una iglesia ponen hoy en día sobre los pastores son complejas y demandantes. En las últimas dos décadas he observado el continuo declive del fervor de algunos. Es de suma tristeza escuchar algunas de las presiones ministeriales que los pastores comparten, así como las críticas y cargas que sobrellevan.
Pienso que el pimer punto de inicio es clarificar la lista de responsabilidad pastoral.
Expectativas no saludables
No son padres substitutos
No son gente apocada o disminuida
No son de la limpieza, ni plomeros, ni trabajadores de la construcción
No son administradores de las crisis
No son perfectos solucionadores de problemas
No son ejecutivos de una corporación
No tienen acceso inalámbrico al Santo Espíritu concerniente a tus problemas
No son responsables de tu pecado
No están construidos para ser quebrantados por largas temporadas
No están para hechos para soportar críticas ásperas repetidas sin fin
No son celebridades
También tienen familias con problemas reales
No están siempre descansados y dispuestos
No son Dios con forma humana
También se les puede quemar el cerebro
Expectativas saludables
Ellos sirven,
enseñan,
dirigen,
inspiran,
oran,
lloran,
se cansan,
son humanos,
necesitan tiempo para sus familias,
Han de renovarse continuamente.
John Catanzaro. http://theresurgence.com/how-to-help-your-pastor
Títeres y fe mecánica
Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección (Romanos 6:5).
Un muerto no puede revivirse otra vez. Sin embargo, muchos hay que compran religión tipo Pinocho, esperando que cualquier cosa que hagan por sí mismos les dará vida.
Pero la naturaleza de la muerte es la ausencia de vida –un estado sin esperanza fuera de toda acción externa. Muchos persiguen conocimiento con la esperanza de que el “input” les haga vivir. Ven al “yo” como impartidor de vida, y no buscan ni confían en la gracia de Dios.
La tristeza es que tal práctica es rampante en círculos cristianos y seculares. Ya sea educación, causas humanitarias, o la mecánica fe “hazlo mejor, intenta duro” de nuestros corazones religiosos, queremos que nuestras buenas obras reemplacen la dependencia de niños ante un Padre celestial.
El evangelio –las buenas noticias- significa que la vida se otorga cuando nos apartamos de nuestra auto-salvación. Solo Cristo imparte vida a nuestra alma.
Unidos con Cristo
Si bien la Iglesia posterior a la Reforma enfoca el estado del creyente ante Dios como salvación, la iglesia antes de la Reforma entendía la salvación en términos de unión con Cristo, como Pablo expresa en Romanos 6:
¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? (v.3)
Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección (v.5)
Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él (v.8)
Y todavía más:
…sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado juntamente con él, para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado (v.6)
…sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de los muertos, ya no muere; la muerte no se enseñorea más de él. Porque en cuanto murió, al pecado murió una vez por todas; mas en cuanto vive, para Dios vive. Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro (v.9-11).
Por tanto, nuestra vida presente es proclamación de la esperanza futura a quienes estamos unidos con El:
Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva (v.4)
Porque si fuimos plantados juntamente con él en la semejanza de su muerte, así también lo seremos en la de su resurrección (v.5).
Adquirir conocimiento no imparte vida, ya sea teológico o de otro tipo. Tampoco se imparte vida mediante los esfuerzos propios de las buenas intenciones o buenas obras. No, no afirmemos la desesperanza de la religión basada en sus propios medios. Más bien, enganchemos nuestra mente y corazón a la promesa de vivir bajo la gracia.
Jeremy Carr. Grace vs. Sin Series [Part 3 of 5]: Click | View Series
miércoles, 16 de septiembre de 2009
martes, 15 de septiembre de 2009
LA FOTO DE HOY
domingo, 13 de septiembre de 2009
Corazón ardiente
Evangelizamos porque hemos sido evangelizados
¿Qué tal si aprendemos a ver el mandato no como mero mandamiento sino como reflejo de la obra de Cristo, de lo que una comunidad cristiana exhibe como la obra de Cristo? ¡Evangelizamos porque hemos sido evangelizados!
Nos amamos unos a otros (Juan 13:34, 1 Juan 3:11) porque Dios es amor (1 Juan 4:8).
Tenemos comunión unos con otros (1 Juan 1:7) debido a la comunión trinitaria de nuestro Dios (2 Corintios 13:14).
Nos perdonamos unos a otros (Efesios 4:32) como Dios en Cristo nos ha perdonado (Efesios 4:32).
Nos aceptamos unos a otros (Romanos 15:7) porque somos aceptados por Dios en Cristo (1 Pedro 2:5).
Nos servimos unos a otros (1 Pedro 4:10) así como Jesús vino a servir y dar su vida en rescate por cada uno de nosotros (Marcos 10:45).
Nos enseñamos unos a otros (Colosenses 3:16) porque Jesús es la encarnación de la palabra de Dios (Juan 1:14).
Somos pacientes unos con otros (Efesios 4:2) porque la paciencia y gentileza de Dios nos conduce al arrepentimiento (Romanos 2:4).
Llevamos unos las cargas de otros (Gálatas 6:2) así como Cristo cargó con nuestros pecados y transgresiones (Isaías 53:4).
Oramos unos por otros (Santiago 5:16) como Cristo lo hizo por nosotros (Juan 17), y continúa haciéndolo (Romanos 8:34).
Somos sumisos unos con otros (Efesios 5:21) como Jesús se sujetó a la voluntad del Padre (Filipenses 2).
Nos alentamos y edificamos unos a otros (1 Tesalonicenses 5:11) así como Cristo construye su iglesia (Mateo 16:18).
¿Cómo vemos al evangelio? ¿Como algo que hacemos o como algo que esperamos que otros hagan por nosotros? ¿Entendemos que para evangelizar [a otros] primero hemos de ser evangelizados?
Quiera el Señor y seamos obedientes para evangelizarnos unos a otros y seamos espejo fiel que refleja la obra evangélica de Cristo en nosotros.
Jeremy Carr. http://theresurgence.com/gospeled-to-gospel