John Newton nos dice por qué no hay pastores perfectos:
En mi imaginación, a veces concibo al ministro perfecto. Tomo la elocuencia de ______, el conocimiento de _______, el celo de _______, y la mansedumbre, ternura y piedad pastoral de _______. Luego, poniédolas todas en un solo hombre me digo a mi mismo, "Este sería el ministro perfecto."
No obstante, hay Uno, quien, si lo hubiese querido, pudía serlo; pero nunca lo hizo. El ha considerado mejor hacerlo de otra manera, repartiendo estos dones entre los hombres según su voluntad.
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