Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza.
Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad,
y vestidos con la coraza de justicia.
Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del maligno.
Y tomad el yelmo de la salvación,
y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios;
orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu,
y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos;
y por mí, a fin de que al abrir mi boca me sea dada palabra para dar a conocer con denuedo el misterio del evangelio.
(Efesios 6:10, 14-19)
sábado, 18 de abril de 2009
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