martes, 10 de noviembre de 2009

Criando hijos que esperan el triunfo de Dios

Y vosotros, padres, no provoquéis a ira a vuestros hijos, sino criadlos en la disciplina e instrucción del Señor [Efesios 6:4].

Pablo dice “no provoquéis a ira vuestros hijos”. ¿Qué quiere decir? No significa “no te atravieses en su voluntad”. Tampoco significa “no te niegues a sus deseos”.
Lo que quiere decir es no te atravieses en su voluntad sin tener un buen propósito. No te niegues a sus deseos sino conviértelos en parte de los grandes propósitos y visión de Dios en el mundo.
Muestra a tus hijos algo grande para qué vivir, de modo que cuando atravieses su voluntad o niegues sus deseos es porque les estás entrenando para alguno de los grandes propósitos de Dios!

La ira proviene del sentir que las reglas paternas son insignificantes y triviales –que no tienen nada que ver con lo que es realmente grande o importante.
Pero el hijo que observa que las reglas de su casa y su continuo refuerzo están conectadas a una visión grande de la vida y a una causa grande por la cual vivir no albergará resentimiento contra sus padres.
Serán como jóvenes soldados que luego se quejan aquí y allá de la rudeza del entrenamiento pero morirían cualquier día junto a su capitán, porque la causa que éste defiende es tan grande.
Los padres que no perciben la disciplina como parte de la visión mayor de lo que sus hijos llegarán a ser para Dios, terminarán utilizando la disciplina para su propia y privada comodidad. Y sus hijos verán esto y eventualmente se llenarán de ira.

Pienso que el espíritu y la letra de nuestro texto nos dice que el mayor reto a los padres es proporcionar a sus hijos la visión del triunfo de Dios en el mundo, y de instilar en ellos conmovedora esperanza de luchar al lado de la verdad y la justicia y el gozo y la victoria.
¿Qué hemos de hacer?
Bien, algunas veces es de gran ayuda recordar las cosas obvias que tan fácilmente pasamos por alto. Eso es lo que quiero hacer. Y espero que nos conmueva y ponga en movimiento para ser verdaderos cristianos radicales [reales].

1. Lo primero que los padres necesitan hacer para criar hijos que esperan el triunfo de Dios es hacer que toda su vida esté saturada de Dios.

2. El triunfo llega solo por gracia y solo en respuesta a la oración. La oración es el primer y fundamental camino donde unimos fuerzas con Dios en su victoria sobre el pecado, la maldad y la incredulidad. Así que lo segundo por hacer como padres es orar por nuestros hijos y enseñarles a ellos a orar.

3. Lo tercero por hacer para criar hijos que esperan en el triunfo de Dios es hacer que la Biblia sea el libro más importante en sus vidas.

4. Si tuviéramos tiempo hablaríamos de la necesidad de ser ejemplos vivos de fe y esperanza para nuestros hijos de manera práctica. Y les contaría historias de cómo mi padre sustentaba su familia dependiendo por entero de invitaciones para predicar en las iglesias y de cómo decía, cuando habían tremendos agujeros en su calendario, que Dios proveería para aquellos que confían en El. El lo creía. Y nunca se me ocurrió a mí como hijo suyo dudar de la palabra de Dios o de la fe de mi Padre en que Dios siempre triunfa.

5. Hablaríamos de la necesidad de ser felices o nuestros hijos tendrían la impresión de que el triunfo de Dios sería el triunfo de la melancolía.

6. Hablaríamos de la necesidad de disciplina corporal firme, con sentido, y recordaríamos la obra de ella en la vida de Amy Carmichael para entrenarla, como dice Elizabeth Elliot, “a soportar las bofetadas” en su camino al triunfo de Dios.

7. Hablaríamos sobre humildad y la disposición de pedir perdón a nuestros hijos, y de mostrarles que la cruz puede triunfar incluso sobre los errores de papá.

8. Hablaríamos de la necesidad de adorar juntos y que nuestros hijos vean a mamá y a papá alabar a Dios e inclinarse con reverencia y atesorar la predicación de la palabra de Dios, y gustar lo que será cuando el Señor venga en triunfo al final de las eras.

9. Y hablaríamos sobre estándares de santidad en la vida diaria sin la cual nadie verá al Señor. Estándares sobre pureza sexual, integridad financiera, veracidad rigurosa, dominio propio y trabajo duro –lo que significa en términos prácticos estar del lado de la justicia y la gracia que algún día triunfará sobre todo mal.

10. Y finalmente hablaríamos del amor. Padres que aman a sus hijos e hijos aprendiendo a amar –aprendiendo que al final todo es en vano si no tiene amor, que en el mundo el amor es la expresión visible de la fe en el triunfo de Dios, que para el alma el amor –no importa el costo- es el camino del gozo.
P.John Piper

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