¿Eres enseñable?
¿Cómo reaccionas a la corrección y amonestación?
¿Te arrepientes con rapidez, en profundidad?
¿Cuán considerado eres con y para otros?
¿Recibes/das servicio con bondad?
¿Permaneces consciente de la constante gracia de Dios?
¿Manifiestas desacuerdos de modo agradable?
¿Qué tanto necesitas de atención y afirmación?
Mark Driscoll, notas de sermones sobre la humildad del creyente.
martes, 19 de mayo de 2009
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