viernes, 5 de septiembre de 2008

La Lenta Muerte del Canto Congregacional

Mike Raiter escribió que recientemente estuvo asistiendo a una conferencia y notó que mientras el equipo de adoración "dirigía" las alabanzas nadie estaba cantando. Al dirigirse a su amigo quien lo invitó, este le respondió: "hace años que dejamos de cantar". No todas las iglesias son así y espero que la suya tampoco, pero muchas iglesias han dado un giro peligroso promoviendo el canto por un equipo de alabanzas y apartándose del cánto congregacional. En tales casos los instrumentos se escuchan con bastante claridad, las voces de los que cantan están perfectamente entonadas, pero la congregación pasa a ser un espectador pasivo.

No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu, hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones; dando siempre gracias por todo al Dios y Padre, en el nombre de nuestro Señor Jesucristo. Efesios 5:18-20

Después del sonido del predicador al traer el mensaje de Dios, el sonido mas evidente de la iglesia congregada ha de ser las voces de los santos redimidos exaltando y alabando a su Señor. Dios nos conceda alabarle con voces de júbilo que procedan de un corazón agradecido y satisfecho en él.

2 comentarios:

saIasi dijo...

Entonces se deberían cantar cánticos después de la predicación?

Luis O. Arocha dijo...

Cuando digo: "Después del sonido del predicador al traer el mensaje de Dios, el sonido mas evidente de la iglesia congregada ha de ser las voces de los santos redimidos exaltando y alabando a su Señor", me refiero en orden de prioridad, no necesariamente que debemos cantar después de la predicación. El punto es que las voces de la congregación cantando son de tanta importancia que solo la voz del predicador la supera.