Santiago 3:1-12 nos enseña varias cosas sobre el uso de la lengua.
- Refrenar la lengua es dificil. (vs 2) Porque todos tropezamos de muchas maneras. Si alguno no tropieza en lo que dice, es un hombre perfecto, capaz también de refrenar todo el cuerpo. El refrenar la lengua es un signo de madurez espiritual, pero no implica solo dejar de hablar cuando no debieramos hablar, sino tambien hablar con gracia cuando debemos hablar. El simplemente hacer silencio no es siempre una virtud, muchas veces estamos llamados a dar gracia con nuestras palabras.Es dificil callar cuando debemos callar y hablar con gracia cuando debemos hablar.
- La lengua es desproporcionalmente poderosa. (vs.5) Así también la lengua es un miembro pequeño, y sin embargo, se jacta de grandes cosas. Mirad, ¡qué gran bosque se incendia con tan pequeño fuego! El poder de la lengua para hacer daño como para hacer bien es inmensamente superior a su relativamnte pequeño tamaño.
- El veneno mortal de una mala lengua. (vs 8) pero ningún hombre puede domar la lengua; es un mal turbulento y lleno de veneno mortal. El mal uso de la lengua puede poner en peligro cualquier gracia en tu corazón. Estamos tan inclinados a que lo primero que decimos sobre otra persona es un comentario negativo
- La inconsistencia de la lengua. (vs 10) de la misma boca proceden bendición y maldición. Hermanos míos, esto no debe ser así. Asi como Job hizo pacto con sus ojos hemos de aplicar el mismo principio y hacer pacto con nuestra lengua de solo bendecir y no maldecir.
El control de la lengua inicia y permanece con la obra de la voluntad de Dios en nuestros corazones. (Santiago 1:18) En el ejercicio de su voluntad, El nos hizo nacer por la palabra de verdad, para que fuéramos las primicias de sus criaturas. El dominio de la lengua solo se logra por medio del evangelio, donde hay arrepentimiento y gracia con poder oara domar tan dificil miembro.
Que el Señor nos conceda tener un hablar que nos delate como aquellos que han sido transformados, que son de otra naturaleza.