Es usual escuchar hablar en círculos cristianos sobre la necesidad del liderazgo masculino. Algunas veces hasta se habla mal de los hombres por causa de su falta de iniciativa. No me malentiendan, ciertamente pienso que debemos alentar a nuestros hombres a levantarse, amar el evangelio y ser líderes fervientes, y que deben empezar ellos. Pero también, en nuestro movimiento para levantar líderes masculinos hemos de dirigirnos a la mujer.
Hombres piadosos andarán buscando mujeres piadosas, así que, ¿cómo se supone que viviremos?
Previamente he señalado la necesidad de que las mujeres amen teología –y pienso que esto es central. Debemos saturar nuestra mente con Escritura. Estudiarla. Amarla. Meditarla. Memorizarla. Vivirla. A medida que nuestra vida se centra en la Palabra de Dios comienzan a emerger las características de una mujer piadosa. Liderazgo masculino no significa conformarse a lo que ellos estudien de la Palabra como nuestra única fuente de alimentación espiritual. Ellos darán cuenta de cómo nos dirigen, pero si amamos a nuestro Salvador deberíamos y de hecho amaremos Su Palabra.
¿Cómo aprenderán los hijos si no les enseñamos? ¿Y cómo les enseñaremos si no sabemos qué, no amamos ni nos deleitamos en ello nosotras mismas? Todos (hombres y mujeres) somos llamados a conocer y amar a nuestro Salvador, si bien nuestro papel como mujeres es enseñar a mujeres y a los niños (Tito 2:3-5).
Como he escrito antes, no estamos para andar en “la búsqueda” de un esposo. La Esposa espera sin saber cuándo vendrá el Esposo, Jesucristo. Así, las solteras hemos de saber esperar –sin saber- a nuestros futuros esposos.
Nunca asumas que una amistad que inicia es más que una amistad, caerás en el error adonde conduce tu falsa intuición.
No sabremos esperar a menos que sepamos gozar del profundo contentamiento en Cristo Jesús. La espera nos permite vivir en lo externo la teología que profesamos en lo interno. La soberanía de Dios en cada detalle de nuestra vida nos permite descansar en el hecho que El sostiene y gobierna incluso los detalles más pequeñitos en Sus manos –incluyendo el afecto de un hombre hacia nosotras.
Ser nosotras las perseguidas [no las perseguidoras] significa exactamente lo que implica: saber esperar.
Cualquier otra cosa se convierte en rebelión, en espíritu de incredulidad como en Eva.
¿No es acaso la manipulación nuestro fuerte? Y a menudo hacemos todo lo que esté a nuestro alcance para dar la impresión de que esperamos con paciencia mientras empujamos al hombre de manera agresiva pasivamente.
Esto se nota en nuestra coordinación de situaciones para lograr que otros nos dejen solos y –oh sorpresa- podemos “hablar”. Cuando manipulamos, estamos diciendo que Dios no puede ser confiable en esta situación –por lo tanto nosotras tenemos que hacer algo, cualquier cosa, para que la situación funcione de acuerdo a nuestro gusto. Usurpamos la misma cosa que deseamos, liderazgo masculino, cuando intentamos perseguir a un hombre.
Esto no es fácil, y ciertamente tampoco es “normal” de acuerdo a estándares del mundo. Razón exacta del por qué oponernos a ello. El mundo predica feminismo e independencia de cualquier orden (moral o social). La Biblia predica una hermosa imagen de redención en un Cristo que compra para Sí una Esposa con Su propia sangre. Hay gozo en la espera. Hay gozo en ser perseguidos de la manera como Cristo persigue Su Esposa porque así es el diseño elaborado por Dios. Operar fuera de Sus parámetros prescritos produce una existencia vacía, sin gozo, y en última instancia, muerte.
En todo esto recordemos que nuestra búsqueda de Dios no es un medio para encontrar un esposo piadoso. Si ésta es la motivación, pues siéntate a pensar muy seriamente. Nuestra búsqueda de Dios debe guiarse porque queremos obtener a Dios, y si a El le place otorgarnos el regalo del matrimonio pues qué bien, pero que en el todo de nuestra vida nuestro deleite sea Cristo por causa de Cristo, no por aquello que pensemos podremos recibir. Que Dios te bendiga y aumente tu gozo a medida que le persigues con todo tu corazón y toda tu mente.
The Council on Biblical Manhood & Womanhood. Courtney Tarter. http://www.cbmw.org/Blog/Posts/Qualities-of-a-Godly-Woman-Part-1
viernes, 10 de abril de 2009
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