Luego de concluir sus argumentos en contra de la idolatría y probar que cualquier uso de imágenes en la adoración es sacrílego, Calvino se dirige a la consideración de la Trinidad, como es enseñada en la Escritura. Además de proveer una definición básica de la doctrina –hay un solo y único Dios en tres personas distintas- introduce algunos principios importantes para hacer teología bíblica y teología sistemática.
Uno es el principio de acomodación. Al hablar del misterio del infinito ser de Dios y la imposibilidad de medirlo con nuestros sentidos físicos, Calvino explica por qué la Biblia adjudica a Dios boca, oídos, ojos, manos y pies. Por supuesto que Dios no tiene cuerpo físico. Pero al utilizar esta imaginería familiar para describirlo a El –lisping, como le llamó Calvino- Dios se acomoda a sí mismo a nuestro limitado entendimiento.
El otro principio que introduce concierne al uso del vocabulario teológico. La definición ortodoxa de la Trinidad utiliza el término “persona” para distinguir al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo dentro de la unidad Dios. Pero algunos críticos objetan este término sobre la base de que no es bíblico, sino una palabra inventada por el hombre.
Calvino defiende el uso apropiado de términos como “persona” (o “Trinidad”, por igual) como rótulos legítimos de verdades bíblicas. Aun si no provienen directamente de la Escritura, las palabras del vocabulario teológico nos ayudan a clarificar doctrinas escriturales complejas. Tal es el caso aquí, donde la terminología tradicional para el ser de Dios nos ayuda a comprender una verdad fundamental de la fe: aunque unidos en su perfecta e indivisa esencia, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo existen en la eternidad como tres personas.
Blog 20: 1.12.3 - 1.13.3
Blogging the Institutes. Phil Ryken http://www.reformation21.org/calvin/2009/01/blog-20-1123-1133.php
No hay comentarios.:
Publicar un comentario