viernes, 7 de noviembre de 2008

Sobre la ira

Richar Baxter vivió hace muchos años, pero como todo lo clásico, sus escritos son tan relevantes hoy como lo fueron hace 400 años. Analiza este condensado sobre la ira y medita:

Ira es una emotiva respuesta pasional contra aquella maldad percibida que nos impida o sea un obstáculo para lo bueno. Es una emoción dada por Dios para nuestro bien y que nos despierta contra todo aquello que se opone a la gloria de Dios, nuestra salvación y bienestar, o para el bien de nuestro prójimo. O sea que la ira es buena cuando se utiliza para el fin apropiado, ejecutada en la forma y medida correcta. ¿Cuándo entonces es ira pecaminosa?

Consideraciones prácticas para evitar ira pecaminosa.

1.       Cultiva actitudes correctas. Vive bajo la autoridad de Dios, gobernado por el sentido de obediencia a El. Ten presente Su misericordia que nos perdona y sostiene y de la gracia que nos asiste y nos sana. Ten presente Sus promesas de amor eterno. Estas vitaminas fortalecerán tu corazón. Así como la ira surge de nuestro interior, así también la humildad. El punto de ebullición o de enfriamiento se halla dentro de nosotros mismos.

2.       No pienses más alto de ti, cultiva espíritu humilde. Porque la humildad es paciente y no exagera los daños (Proverbios 13:10; 28:25; 21:24; Salmo 31:18). Humildad, mansedumbre y paciencia viven y mueren juntos!

3.       Evita una mente codiciosa y mundana. Esta mentalidad atesora lo material a tal punto que cualquier pérdida, oposición o daño altera e inflama las pasiones. Nada ni nadie logra agradar a un codicioso.

4.       Frena tu ira temprano, antes que se desparrame. Vigila sus primeras manifestaciones, procura que te obedezca. Tu voluntad y razón tienen gran poder de control si los usas de acuerdo a tu nueva naturaleza.

5.       Toma control de tu lengua y manos y actitud, incluso si en el momento te arropa la pasión. Evitarás aumentar el pecado, y la pasión se desvanecerá porque no tiene enchufe! Y no digas que no tienes control. No sólo hay que evitar la profanidad y maldiciones de la mente mundana sino también la multiplicación de palabras, contiendas, objeciones, palabras amargas o cortantes que solo aumentarán la ira en los demás (Proverbios 15:1).

6.       Al menos guarda silencio, hasta que la razón tenga oportunidad de hablar y tú tengas oportunidad de pensar. La paciencia disminuye la ira propia y la ajena (Proverbios 25:15).

7.       Si no te es fácil guardar silencio o permanecer quieto, abandona el sitio y/o a la persona que te ha provocado. No te quedes parado frente al nido de avispas si tú las provocaste (Proverbios 14:7).

8.       Cultiva el hábito de no disputar con el iracundo, siempre y cuando puedas hacerlo sin descuidar tu deber. Aprende a conservar la distancia.

9.       Al estar a solas, no medites en daños o provocaciones antiguas. No alimentes tus pensamientos con estas cosas. Tu propia imaginación te conducirá a la ira.

10.    Cultiva ejemplos y pensamientos vívidos sobre la humildad y paciencia de nuestro Señor Jesucristo (Mateo 11:29; 1 Pedro 2:21,23; Mateo 5:5).

11.    ¡Vive delante de la presencia de Dios! Y cuando sientas desbordar tus pasiones, refrénalas en el nombre de Dios y recuérdate que estás en Su augusta Presencia y la de Sus santos ángeles.

12.    Observa a otros en sus pasiones y considera cómo lucen. Piensa en la actitud de contienda y los ojos flameantes y las miradas amenazadoras que devoran y las tendencias para hacer daño… y considera si son ejemplos a imitar.

13.    ¡Confiesa tu pecado a quienes te rodean sin tardanza! Acepta la vergüenza para ti mismo. Honra a Dios y avergüenza al pecado. Confesar la tentación detiene el fuego y apaga las llamas. Ten sabiduría, de modo tal que la confesión no endurezca o provoque a otros contra ti, o te ridiculice. Pon prudencia y precaución en tu persona.

14.    Si tus pasiones han ofendido o causado daño a otros, en palabras o acciones, en libertad ve y confiesa y solicita perdón. Confesar es advertir a otros “no sigas mi ejemplo”. Limpiará tu conciencia y preservará al otro. Y si te consideras incapaz de confesar, es porque no quieres, no porque no puedas. Para un buen corazón no será difícil.

15.    Tanto como sea posible acude a Dios de inmediato en oración y pide perdón y gracia para contrarrestar este pecado. El pecado no soporta que oremos ante la presencia de Dios. Confiesa cuán fácilmente te irritas y cuán apegado estás a tu ira pecaminosa. Ora y ora y ora y… hasta que la gracia divina sea suficiente para ti.

16.    Pacta con un amigo cercano que te amoneste y reprenda tan pronto tus pasiones asomen la cabeza. Y promete que agradecerás su consejo y tendrán un buen espíritu para recibirlo y lo seguirás. Y mantén tu promesa. (Eclesiastés 7:9; Proverbios 16:32; 15:18; 19:11).

CHRISTIAN DIRECTORY,

Richard Baxter, 1662.

(Adapted and paraphrased by Richard Rushing, 2008 The Banner of Truth Trust).


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