Las Escrituras son ardientes defensoras de vida. De vida espiritual y física.
De hecho, muchos de los principios contenidos en leyes civiles de Occidente se basan en principios bíblicos, por ejemplo el derecho a la inviolabilidad de
¿Por qué hay abortos?
Antes se mezclaron con las naciones, y aprendieron sus obras, y sirvieron a sus ídolos, los cuales fueron causa de su ruina. Sacrificaron sus hijos y sus hijas a los demonios, y derramaron la sangre inocente, la sangre de sus hijos y de sus hijas, que ofrecieron en sacrificio a los ídolos de Canaán, y la tierra fue contaminada con sangre (Salmo 106:35-38).
El verso es muy claro: idolatría. El hombre hace ídolos de las criaturas, productos de su imaginación, y busca su placer en ello. Comodidad, autocomplacencia, vanidad, dinero, tiempo, carrera profesional, son algunos de los ídolos que se esgrimen como si fueran razones de peso para abortar. En realidad es idolatría pura y simple.
En términos religiosos: se mezclaron y aprendieron sus obras. Se introduce mundanalidad en la vida diaria, es decir se manejan y “resuelven” problemas sin tomar en cuenta a Dios. El hombre suele disfrazar estas cosas bajo el lema de humanismo, una filosofía o forma de vida que establece que en asuntos de juicio moral la última palabra es del hombre, no de Dios. ¿Cuándo surge esta filosofía? Hace miles de años. Quizás el mejor ejemplo lo encontremos en Jueces 17:6 En aquellos días no había rey en Israel; cada uno hacía lo que bien le parecía. ¿Hacían mal? No. Hacían bien, pero cada quien a su manera. Esto es humanismo. Jesucristo como Rey no entra en los planes.
Antonio Cruz, en su libro Bioética Cristiana escribe que “cuando se pierde el respeto a la vida, los que primero sufren son los débiles e indefensos”.
La tragedia es que nuestra sociedad post-modernista presume de justicia pero nada más.
Bien dice Pablo que también debes saber esto: que en los postreros días vendrán tiempos peligrosos… [hombres] sin afecto natural, implacables, calumniadores, intemperantes, crueles, aborrecedores de lo bueno… (2 Timoteo 3:1,3).
¿Qué hacer? ¡Predicar más del Evangelio! Procurar vidas santas, servir de instrumentos de salvación a otros, brillar con la luz de Cristo en el sitio donde estemos ¡OREMOS por República Dominicana! Y sabemos que a los que aman a Dios todas las cosas les ayudan a bien… ¡hay perdón en el Señor!
NOTAS DE ESCUELA DOMINICAL P.
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