En Wikipedia encontramos lo siguiente:
“Ciro el Grande (c. 600 AC o 576 – Diciembre 530 AC), también conocido como Ciro II de Persia y Ciro el Viejo, fue el primer emperador persa, fundador del Imperio bajo la dinastía Acaménida, un imperio sin precedente –un imperio mundial de importancia histórica mayor”.
“Durante su reinado el imperio abarcó todas las naciones civilizadas del antiguo Oriente, y eventualmente conquistó la mayor parte de Asia, desde Egipto y el Helesponto en el oeste hasta el río Indo en el este, creando así el mayor imperio del mundo conocido en su tiempo”.
Sin embargo la Biblia enseña que este gran hombre se enfocó no en su vasto imperio sino en su papel como restaurador del pueblo judío a su tierra natal, alentándolos a la reconstrucción del templo. Jehová Dios, a través del profeta Isaías dice:
“Así dice Jehová a su ungido, a Ciro, al cual tomé yo por su mano derecha, para sujetar naciones delante de él y desatar lomos de reyes; para abrir delante de él puertas, y las puertas no se cerrarán: Yo iré delante de ti, y enderezaré los lugares torcidos; quebrantaré puertas de bronce, y cerrojos de hierro haré pedazos; y te daré los tesoros escondidos, y los secretos muy guardados, para que sepas que yo soy Jehová, el Dios de Israel, que te pongo nombre. Por amor de mi siervo Jacob, y de Israel mi escogido, te llamé por tu nombre; te puse sobrenombre, aunque no me conociste. Yo lo desperté en justicia, y enderezaré todos sus caminos; él edificará mi ciudad, y soltará mis cautivos, no por precio ni por dones, dice Jehová de los ejércitos” (Isaías 45:1-4;13).
John L. McKenzie comenta:
“Que un profeta israelita viera las conquistas de Ciro como dirigidas exclusivamente a la restauración de Israel parecería una visión intolerablemente estrecha de la Historia. Pero es un hecho que la restauración de la comunidad judía en Palestina ha tenido efectos de mayor alcance que cualesquier otra cosa hecha por Ciro, a quien la Historia le ha otorgado el título de Grande.
A la luz de sucesos posteriores, el profeta no muestra visión estrecha. Más bien evidencia íntima penetración del significado de la Historia”. [Second Isaiah (The Anchor Bible 20; Garden City, NY: Doubleday, 1968), 79.]
Cuán a menudo observamos los asuntos del mundo desde un punta de vista carnal, en lugar de verlos como Dios los ve. Los grandes avances y proezas de la Ciudad del Hombre no son nada ante los ojos de Dios. Son meras herramientas en Sus manos, para el cumplimiento de Sus propósitos eternos en Cristo.
Lee Irons. http://upper-register.typepad.com/blog/2009/08/cyrus-the-great.html
Foto: vestido de fiesta del pueblo totonaca, Veracruz, México.
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