Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor (Efesios 4:11-16).
Tengo el privilegio de ser pastor de pastores, enseñando y orando por su bienestar. Las expectativas que los miembros de una iglesia ponen hoy en día sobre los pastores son complejas y demandantes. En las últimas dos décadas he observado el continuo declive del fervor de algunos. Es de suma tristeza escuchar algunas de las presiones ministeriales que los pastores comparten, así como las críticas y cargas que sobrellevan.
Pienso que el pimer punto de inicio es clarificar la lista de responsabilidad pastoral.
Expectativas no saludables
No son padres substitutos
No son gente apocada o disminuida
No son de la limpieza, ni plomeros, ni trabajadores de la construcción
No son administradores de las crisis
No son perfectos solucionadores de problemas
No son ejecutivos de una corporación
No tienen acceso inalámbrico al Santo Espíritu concerniente a tus problemas
No son responsables de tu pecado
No están construidos para ser quebrantados por largas temporadas
No están para hechos para soportar críticas ásperas repetidas sin fin
No son celebridades
También tienen familias con problemas reales
No están siempre descansados y dispuestos
No son Dios con forma humana
También se les puede quemar el cerebro
Expectativas saludables
Ellos sirven,
enseñan,
dirigen,
inspiran,
oran,
lloran,
se cansan,
son humanos,
necesitan tiempo para sus familias,
Han de renovarse continuamente.
John Catanzaro. http://theresurgence.com/how-to-help-your-pastor
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