Decía Eleanor Roosevelt que “la mujer es como una bolsita de té, no conoces su verdadera fuerza sino hasta sumergirla en agua caliente”.
¿Cuál belleza buscamos cultivar? ¿A qué damos mayor atención? ¿La belleza interna o la apariencia externa? La forma como atendamos lo personal será un reflejo fiel de nuestro corazón. Será un espejo. El espejo refleja la imagen de lo que se proyecta en él. Reflejará si la motivación interior es gobernada por la piedad o por el egoísmo anidado en el corazón. ¿Cuál es nuestra prioridad?
He aquí algunas preguntas para discernir la salud de pensamientos, motivaciones y metas respecto a la belleza. ¡Es agua caliente! ¡Conócete!
1. ¿En qué gasto más tiempo? ¿Estudio de la Biblia, oración y adoración? ¿O en el cuido de mi apariencia personal?
2. ¿En qué gasto más dinero? ¿Invierto para la gloria de Dios? ¿O en ropa, cabellos, maquillaje y cosas por el estilo?
3. ¿Por qué deseo bajar de peso? ¿Para aumentar “mi autoestima”? ¿O para glorificar a Dios en el ejercicio del dominio propio?
4. ¿Hago ejercicio físico para tratar de crear o mantener una “buena figura” o para fortalecer mi cuerpo para el servicio a Dios?
5. ¿Hay alguna cosa sobre mi apariencia que deseo y puedo cambiar o me siento completamente agradecida a Dios por cómo El me creó?
6. ¿Envidio la apariencia de otros? ¿Me siento realmente contenta al observar otras mujeres físicamente más atractivas o mejor vestidas que yo?
7. ¿Codicio el guardarropa ajeno? ¿Me regocijo en sinceridad de corazón cuando otra mujer es capaz de proporcionarse ropas nuevas?
8. Al asistir a una actividad o algún evento, ¿me comparo con los demás, o me pregunto cómo mostrar mi amor a Dios en donde esté?
9. ¿Cómo es mi vestimenta, mis ajuares o atavíos? ¿Honran al Creador? ¿Cae en la inmodestia? ¿Procura llamar la atención sobre mi persona?
Responder estas preguntas con sinceridad y consistencia no es un mero ejercicio intelectual. Tampoco son una receta de cocina para saber como “lucir la piedad”. En sinceridad, las respuestas servirán para ayudarnos a comprender dónde se halla y cómo arrancar la mala hierba de los valores mundanos, para aprender a cultivar un corazón que honre y glorifique a Dios y para Dios.
BIBLICAL WOMANHOOD IN THE HOME. Carolyn Mahaney. (Traducción de Yadir)
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