Pedid y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá.
El Sermón del Monte se caracteriza por mostrar la esencia de la obediencia a Dios. El contexto es vigoroso, radical, de entrega total. Al examinar su contenido uno queda humillado. ¿Necesitas algo? Pide a Dios, la respuesta es segura y es gratis y es conforme a Su misericordia.
¿Cómo saber que la respuesta es segura?
Porque Dios es bueno y nosotros sus hijos. (Romanos 5:10). Si nosotros, como padres terrenales, satisfacemos a nuestros hijos, ¿cuánto más Dios? (nuestro Padre celestial).
¿Y qué sobre oraciones “no contestadas”?
Observa que el texto no señala que Dios cumplirá literal, sino que Dios no dará cosas malas. La promesa es que Dios dará buenas dádivas (conforme a Su voluntad, porque buena dádiva no significa lo mismo para Dios que para el hombre). Pero el primer punto es pedir. Dios garantiza que recibirás lo que pidas o algo mejor (¡aunque duela! quizás ese algo sea mejor que nada). Y aquel que es poderoso para hacer todo mucho más abundantemente de lo que pedimos o entendemos, según el poder que obra en nosotros, a El sea la gloria en la iglesia y en Cristo Jesús por todas las generaciones (Efesios 3:20,21).
¿Por qué promete Dios respuesta? ¿Para qué sirve?
Así que… (v.12) conecta este verso con lo antes dicho. …todo cuanto queráis que os hagan los hombres, así también haced vosotros con ellos… Ama a tu prójimo como quieres que ellos te amen a ti. ¿Por qué orar? Porque vivir la vida cristiana es imposible si no tenemos el poder de Dios. Necesitamos la gracia de Dios para cumplir esta regla de oro, de hacer a otros como queremos que ellos nos hagan. ¡Pide gracia! ¡Pide para obedecer!
Algunos cumplen por deber, son legalistas. El creyente ora a Dios por gracia, porque sabe que en sí mismo o basado en sus fuerzas es imposible obedecer.
¿Cómo orar? ¿Cuál es el propósito real?
Ciertamente hemos de pedir lo que necesitemos para cumplir la voluntad divina. Pero el verso 12 muestra el propósito supremo: hemos de orar por gracia para amar a Dios y al prójimo, para tener un corazón inclinado a Dios como dice David: inclina mi corazón a tus testimonios, y no a la ganancia deshonesta (Salmo 119:36). Analiza tu oración: aquello por lo que demos gracias con mayor frecuencia, será lo que más valoremos. ¿Conoces tus prioridades? ¿Refleja tu oración tus prioridades?
Por esta razón, también nosotros, desde el día que lo supimos, no hemos cesado de orar por vosotros y de rogar que seáis llenos del conocimiento de su voluntad en toda sabiduría y comprensión espiritual, para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, dando fruto en toda buena obra y creciendo en el conocimiento de Dios (Colosenses 1:9,10).
El énfasis de Pablo es el bien espiritual de sus hermanos. Haz que tu oración por lo material se haga sierva de tu oración por lo espiritual; que contribuya a cumplir la voluntad de Dios (Proverbios 30:8,9).
¡Cuidado con pedir mal!
Pedís y no recibís, porque pedís con malos propósitos, para gastarlo en vuestros placeres. ¡Oh almas adúlteras! ¿No sabéis que la amistad del mundo es enemistad hacia Dios? (Santiago 4:3-5). Pedimos mal si es...
· Para gastar en placeres terrenales (adulterio espiritual, pues
· Para utilizar los dones recibidos de Dios y gastarlos en lo material
· Cuando nuestra pasión se halla en las criaturas, y no en Dios.
DIRECCIONES BREVES
1. Aprendamos a pedir gracia para vivir la vida cristiana; ciertamente Dios responderá.
2. Aprendamos a saturar nuestras peticiones con principios bíblicos. Y cultiva el orar con las palabras mismas de
3. Usa la oración como un arma de guerra espiritual. Tomad también el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu que es la palabra de Dios. Con toda oración y súplica orad en todo tiempo en el Espíritu, y así, velad con toda perseverancia y súplica por todos los santos; y orad por mí (Efesios 6:17-19).
4. Mantener una mentalidad de guerra espiritual evitará males mayores. Amados, ¡la oración no es un interfone sino un walkie-talkie!
5. Oremos por todo, en todo tiempo, y para la gloria de Dios; y aumente nuestro gozo y deleite en El.
Quiera Dios transformar cada día más nuestras oraciones y vidas, de modo que le glorifiquemos en todo. Amén.
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