El pecado vive disfrazado, por eso es tan difícil de reconocer. El hecho de que el pecado se vea tan bueno es una de las cosas que lo hace tan malo. Para poder hacer su obra de maldad, debe presentarse como cualquier cosa, menos como algo malo. La vida en un mundo caído es como asistir a una gran fiesta de disfraces.
Gritería en impaciencia se viste con el disfraz de celo por la verdad.
La lascivia se puede disfrazar de amor por la belleza.
El chisme obra su maldad viviendo en el disfraz de sincera preocupación y oración.
El deseo de poder y control usa la máscara de liderazgo bíblico.
El temor a los hombres se viste de corazón de siervo.
El orgullo de siempre tener la razón se enmascara de amor por sabiduría bíblica.
El mal simplemente no se presenta a si mismo como malo, esto es parte de su encanto.La lascivia se puede disfrazar de amor por la belleza.
El chisme obra su maldad viviendo en el disfraz de sincera preocupación y oración.
El deseo de poder y control usa la máscara de liderazgo bíblico.
El temor a los hombres se viste de corazón de siervo.
El orgullo de siempre tener la razón se enmascara de amor por sabiduría bíblica.
Nunca podrás entender las artimañas del pecado hasta que reconozcas que el ADN del pecado es el engaño. Lo que esto significa de manera personal es que como pecadores somos auto-engañadores comprometidos y dotados en el área. Le digo a la gente frecuentemente que nadie tiene más influencia en sus vidas que ellos mismos porque nadie les habla más que ellos mismos. Somos muy hábiles en ver nuestro mal y llamarlo bueno. Somos mucho mejores viendo el pecado, las debilidades y faltas de los demás. Somos muy buenos en ser intolerantes con otros en las mismas cosas que toleramos en nosotros. El punto es que el pecado nos lleva a que no nos veamos ni nos escuchemos correctamente. Y no solo tendemos a ser ciegos, sino que peor aun, tendemos a ser ciegos con respecto a nuestra ceguera.
¿Qué quiere decir todo esto? Significa que una auto-evaluación correcta es el producto de la gracia. Solo en el espejo de la Palabra de Dios y con la visión que el Espíritu Santo imparte, puedo verme como realmente soy. En esos dolorosos momentos cuando nos vemos correctamente, podríamos sentirnos como si no fuésemos amados, pero eso es exactamente lo que está sucediendo. El Dios que nos ama tanto como para sacrificar a su Hijo para nuestra redención, obra para que nos veamos con claridad, para que no caigamos en la falsa ilusión de nuestra propia justicia y con un sentido humilde de nuestra necesidad personal, busquemos los recursos de la gracia que solo pueden hallarse en él.
verdaderamente que somos mas engañados por el pecado cuando no deseamos ver su mal y lo justificamos dandole apariencia de justo y bueno o de almenos como algo que creemos que Dios no es tan cruel para condenar y eso solo para ayudar al engaño a engañarnos.
ResponderBorrarprecioso comentario hermano luis.
Benjamin Cepeda
muy buenos comentarios el de los dos, tendemos a vivir una vida de engaño sin darnos cuenta, parecería de película pero eso no es así, lo real es encontrar el engaño. Pero hay un sólo sitio en donde ese velo que tenemos en los ojos es quitado y ese lugar es la Cruz de Cristo.
ResponderBorrar