La soberana elección de Israel, hecha por Dios como medio de bendición al mundo, también incluía una limitante: la elección individual de israelitas como herederos para salvación.
Mientras que, en un sentido, Dios ha escogido la nación como canal de salvación, serán echados fuera aquellos individuos dentro de la nación que quebranten el pacto con Dios. Su rechazo al Dios del pacto era señal de su condenación individual. Calvino desea enfatizar la libertad de Dios en Su actuar: El escoge una nación entera, pero no se halla bajo la obligación de apropiar Su gracia a cada miembro de la nación.
Este principio de elección individual es fundamental para la revelación de la gracia en el evangelio.
Dios escogió el linaje de Abraham como luz para las naciones, pero muchos de sus descendientes quedaron fuera.
Nadie que permanezca en Cristo será cortado: es una “forma especial de elección” donde la gracia se hace efectiva para aquellos que Dios escoge (3.21.7). La doctrina escritural es que “desde la eternidad Dios predestinó de antemano aquellos para salvación –una vez y para siempre- y, por otra parte, aquellos para destrucción”. La elección es sellada mediante el llamado y la justificación; la condenación se evidencia por la ausencia del conocimiento de Dios y la ausencia de santificación.
Calvino enfrenta varias proposiciones falsas a medida que clarifica la posición escritural:
1) Elección es diferente al pre-conocimiento de méritos. Decir que Dios elige aquellos que El conoce como merecedores de Su gracia es obscurecer el testimonio de las Escrituras por un lado y cargar a Dios la destrucción de los que se pierden por otro lado. La realidad, sin embargo, es que no hay ni hubo en nosotros nada que nos haga merecedores de la gracia divina, y por ello Pablo argumenta que fuimos escogidos EN CRISTO, de pura complacencia divina, y hechos justos para poder compartir la herencia celestial (Colosenses 1:12).
2) Calvino enfatiza que la elección tuvo lugar antes de la fundación del mundo, esto es, antes de que existiera cualquiera de los objetos de elección. El pre-conocimiento de méritos humanos requiere una elección temporal; pero el Nuevo Testamento señala que la elección está más allá de los tiempos. En esencia, la doctrina es que “Dios ha escogido a quienes ha querido”, no a quienes lo merezcan (3.22.2).
3) Elección es para santificación, no porque ya seamos santos. “Si nos escogió para que fuésemos santos, no lo hizo porque ya sabía que lo seríamos”. Es un argumento sencillo, pero poderoso.
Los santos –dice Calvino- derivan su santidad de haber sido elegidos, no han sido escogidos porque sean santos.
De otro modo, ¿quién de entre nosotros sería alguna vez discípulo de Cristo?
Ian Campbell. Blog 154: 3.21.6 - 3.22.3
http://www.reformation21.org/calvin/2009/08/blog-154-3216-3223.php
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