Porque es áspera y fea, porque todas sus ramas son grises
yo le tengo piedad a la higuera.
En mi quinta hay cien árboles bellos:
ciruelos redondos, limoneros rectos
y naranjos de brotes lustrosos.
En las primaveras todos ellos se cubren de flores
en torno a la higuera.
Y la pobre parece tan triste con sus gajos torcidos,
que nunca de apretados capullos se viste…
Por eso,
cada vez que yo paso a su lado digo,
procurando hacer dulce y alegre mi acento:
“es la higuera el más bello
de los árboles todos del huerto”.
Si ella escucha,
si comprende el idioma en que hablo,
¡qué dulzura tan honda hará nido
en su alma sensible de árbol!
Y tal vez, a la noche,
cuando el viento abanique su copa,
embriagada de gozo le cuente:
-¡Hoy a mí me dijeron hermosa!
Juana de Ibarbourou (1895-1979)
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