viernes, 13 de marzo de 2009

Aventura consular

En Dominicana, es costumbre ver la solicitud de visa Americana como todo un acontecimiento. “¿Te la dieron?” es la pregunta obligada. Y cuando la respuesta es positiva todo el mundo felicita al portador.
Un evento que resulta atemorizador es “la entrevista”, pues corren todo tipo de rumores acerca de las preguntas y documentos que es necesario tener preparados.
Cierto día, un sencillo pero rico campesino de la sierra fue a solicitar visa.
-“¿Cuántos hijos tiene usted?” preguntó el entrevistador.
-“Señoi, son cuatro”.
-“¿Y cómo o en qué le ayudan ellos?” volvió a preguntar el entrevistador.

La sencillez del campesino era obvia en su forma de vestir, no aparentaba ser un hombre de dinero. La pregunta era importante, pues ¿con qué medios podría financiarse si se le otorgaba una visa y llegara a viajar, con cuatro hijos en la familia?
Luego de pensarlo un momento, el campesino respondió:
-“Señoi, en que ninguno me pide”.

¡Qué respuesta! Para meditar, in extenso.

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