Les escribo desde la ciudad de León en Guanajuato, una zona conocida como el Bajío. León es una ciudad industrial, dedicada casi por entero al encurtido de pieles y fabricación de zapatos. Se dice que todos los zapatos de México se fabrican en León, imaginen… (aunque la verdad, ya llegaron los chinos).
La ciudad tiene amplias avenidas, y en cada esquina hay desniveles para las personas que anden en silla de ruedas; es una ciudad limpia y bien cuidada. Me llamó la atención un letrero que había en cada puente hecho para que la gente cruce la calle (pues en algunas partes las avenidas son muy largas): Peatón, los vehículos son de metal; tú, no. Usa el puente peatonal.
Sin embargo, muy temprano en la mañana y tarde en la noche se siente un cierto aroma, denso, que impacta. El taxista me dijo que ¨es el olor de la riqueza, seño, porque es cuando las tenedurías vierten sus desechos al río; y hay muchas tenedurías¨.
Ay!, cuánta verdad dijo este hombre sin darse cuenta.
Oh Señor ayúdanos, y seamos capaces de exhalar el aroma de Cristo y que cuando otros perciban la fragancia digan ¨es el olor del reino de los cielos¨!
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