martes, 31 de agosto de 2010

Secuencia obligatoria

Si queremos vivir correctamente, tenemos que pensar correctamente.
Si queremos pensar correctamente, hemos de renovar nuestra mente.
Cuando la mente está renovada, no nos debieran preocupar las cosas del mundo sino la voluntad de Dios, la cual nos cambia.

La conversión implica renovación total.

Ahora bien, no basta tener una mente renovada sino tener también la mente de Cristo. Es decir, a medida que se estudian las enseñanzas y el ejemplo de Jesús y conscientemente ponemos nuestra mente bajo el yugo de su autoridad, comenzamos a pensar como El pensaba.
Su mente se forma gradualmente en nosotros por el Espíritu Santo, quien es el Espíritu de Cristo.

John Stott.
Issues Facing Christians Today, pp58.

Meditación del 31 de Agosto

"Dios resiste a los soberbios, pero da gracia a los humildes" (Santiago 4:6)


La dureza de los israelitas los movió a pedir que hablara Moisés y no Dios, el orgullo no resiste la luz de la verdad: "Y dijeron a Moisés: Habla tú con nosotros, y escucharemos. Pero no hable Dios con nosotros, no sea que muramos" (
Exodo 20:19). El orgullo siente aborrecimiento al evangelio, porque les hace desaparecer el brillo.

Dios está comprometido a darle guerra al orgullo, tanto en la santidad de su naturaleza, como en su honor. El orgulloso se pone contra Dios y el Señor lo destruirá como destruyó y destruye ídolos.


El hombre humilde es sensible al pecado, aun cuando otros ni lo sienten. Está más presto a aprender que a enseñar, a servir que a ser servido, a ser gobernado que a gobernar, a dar antes que a recibir bienes. Es a ellos que Dios oye, sus oraciones son eficaces. Aprenden a esperar con paciencia la respuesta de Dios, aceptando la misericordia sin exigencias, en su tiempo y en su medida.

El orgulloso no sabe esperar, es movido por fuertes presiones y abandonan con prisa cuando les parece que Dios tarda, tratan de tomar otro camino para librarse del peso que acarrea la paciencia. Cuando están dentro de la Iglesia traen el disgusto de Dios contra todos.


¿Cómo ser humilde?

Mira a Jesucristo. ¿Puedes ser orgulloso mientras crees que tu Salvador, vestido con carne, vivió entre seres inferiores y sin ninguna reputación, fue tenido como impío y clavado en una cruz?

Dice la Escritura que "se vistió de carne". Tener carne es razón más que suficiente para humillarse, la carne no tiene ningún poder ni brillo; se pudre con facilidad.

¿Podrá Cristo orar por sus asesinos mientras tú -que dices ser su discípulo- te ofendes con alguna pequeña palabra?

Estudia ejemplos de grandes santos y verás que todos fueron eminentes en humildad.

Los apóstoles, antes de que el Espíritu Santo descendiera sobre ellos, se disputaban quién habría de ser el primero y Cristo les enseñó que la grandeza en el camino de la vida celestial y verdadera se mide en proporción a la humildad de cada uno, será mayor en aquel quien sirva más y mejor y de corazón puro a mayor número de sus semejantes, por amor a Dios.


El sirviente de todos será el mayor.

Pablo "se hizo siervo de todos, para ganar a mayor número" (1Corintios 9:10). Si quieres ser mejor tendrás que ser más humilde que ellos, esa es la regla del reino de Dios. Sé ejemplo de humildad, sirviente de los otros, por amor a Dios.


Amén.

P.Oscar Arocha; www.ibgracia.org

lunes, 30 de agosto de 2010

Orbitas apropiadas

"Dios no nos ha llamado a ganar elecciones, sino a ganar almas y corazones y mentes. No nos ha llamado a controlar el Congreso sino a predicar el evangelio. No nos ha llamado a estar seguros, sino a decir la verdad. No nos ha llamado a evitar conflictos, sino a amar a todos (1 Tesalonicenses 3:12).
Hablemos la verdad en amor, encomienda tu causa a Dios, y mantén la gloria de Dios en el centro de tu alma, de modo que todos los planetas de tus pasiones sean empujados a sus órbitas apropiadas."

John Piper. The Other Dark Exchange: Homosexuality, Part 2
© Desiring God. desiringGod.org

Meditación del 30 de Agosto

"Por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por El se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos" (Hebreos 7:25)


El antiguo templo de Jerusalén tenía dos lugares principales, el lugar Santo y el lugar Santísimo. Ambos eran el sitio donde el Sumo Sacerdote ejercía su oficio, uno en contacto con el pueblo y el otro en la presencia de Dios una vez al año.

Era tipo o sombra de lo que habría de hacer Cristo, compartir Su ministerio en la tierra en contacto con los hombres y luego de hacer el sacrificio pasar a la presencia de Dios en los cielos: "Después tomará del altar que está delante de Jehová un incensario lleno de brasas de fuego y dos puñados de incienso aromático molido, y lo llevará detrás del velo. Pondrá el incienso sobre el fuego delante de Jehová, y la nube de incienso cubrirá el propiciatorio que está sobre el testimonio; así no morirá. Tomará luego parte de la sangre del novillo y rociará con su dedo por encima del propiciatorio, al lado oriental. Luego rociará con su dedo parte de esa sangre, siete veces, delante del propiciatorio" (Levítico 16:12-14).

Si falta este último elemento, el oficio a favor de los elegidos sería inútil.


Por tanto, el ministerio de intercesión de Cristo es el principal de todos y el que corona o sella la efectividad de Su oficio: "Si estuviese sobre la tierra, ni siquiera sería sacerdote, porque ya hay sacerdotes que presentan ofrendas según la ley" (
Hebreos 8:4).

Su gloriosa presencia a la diestra del poder de Dios completa la obra de salvación y de ahí las palabras de nuestro texto: "Por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por El se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos" (Hebreos 7:25).

El verso contiene un fuerte estimulo para que los creyentes tomen el camino de la fe a través de Cristo y traigan ofrendas, sacrificios y oraciones a Dios Padre, porque su Hermano mayor esta allí para tomar sus ofrendas e interceder a favor de ellos.

Que cada Creyente busque alivio y estimulo contra todos sus temores de la bondad de Jesús.

Son cosas tristes las que a veces cometen los cristianos, contristan el Espíritu de Dios, entristecen sus propios corazones, se angustian y les trae mucha inseguridad. Que vayan a Cristo es el camino del alivio y estímulo contra esas malas caras.


Te invito a leer Su Palabra: "Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis. Y si alguno peca, abogado tenemos delante del Padre, a Jesucristo el justo. El es la expiación por nuestros pecados, y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo" (1Juan 2:1-2).

Llama "hijitos" a los creyentes, nos recuerda a un bebé aprendiendo a caminar y que tropieza mucho. Pero hay más, mire el debido consuelo y estímulo que da este texto: No dice Su Padre, ni nuestro Padre, sino el Padre, lo cual incluye a ambos, El y nosotros.


Por tanto no desalientes, tienes un capaz, efectivo y fiel Abogado. Sube tu alma a la montaña más alta donde puedan verse todas las miserias humanas que el ojo espiritual sea capaz, cuenta todos los pecados, o dificultades que se oponen a la salvación, y aún más allá de eso Cristo puede salvar, no hay dificultades para El, hasta lo último puede resolver.

La intercesión de Cristo es un singular alivio para todos los que se acercan a Dios por El.


Nada destruye los temores e inseguridades que esclavizan el alma, sino solo este oficio de nuestro Señor y Salvador Jesucristo, y así se nos hace saber: "Así que, hermanos, teniendo plena confianza para entrar al lugar santísimo por la sangre de Jesús, por el camino nuevo y vivo que el nos abrió a través del velo (es decir, su cuerpo), y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios" (
Hebreos 10:19-21). La intercesión de Cristo es el remedio eficaz contra el temor de abandonar el camino de la fe (apostasía). Sostuvo y guardó a Pedro: "Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo. Pero yo he rogado por ti, que tu fe no falle. Y tu, cuando hayas vuelto, confirma a tus hermanos" (Lucas 22:31-32).

No temas -le dijo- porque mi oración romperá lo que el diablo pretende hacer.
Que esta verdad nos guarde y sostenga.


Amén.

P.Oscar Arocha; www.ibgracia.org

domingo, 29 de agosto de 2010

sábado, 28 de agosto de 2010

Meditación del 28 de Agosto

"Porque la apariencia de este mundo se pasa" (1 Corintios 7:29-30)


Nuestro tiempo aquí es breve, hemos de apremiar nuestro paso en el camino al cielo, como escribe el apóstol a los Corintios. Es ese sentir lo que nos hará indiferentes hacia las cosas de este mundo, a desprendernos de lo material.

Cuando la idea de la muerte nace en la mente de un ser humano, no hay nada en esta tierra que pueda apagar esos pensamientos. Ninguna invitación, por sublime que sea, ni noble compañía, ni deleites diversos en este mundo puede apagar los pensamientos de la realidad de la muerte cuando tales pensamientos comienzan a crecer en el hombre. Nada de lo creado satisface. Nada puede silenciar la sirena o la alarma de la muerte, ni el sueño. Mientras el hombre camina por calles pequeñas en su camino al fin de la vida, nada lo perturba, pero cuando cae en el camino principal, en la recta final, hasta el sueño se ausenta. Es imposible silenciar la idea de la propia mortalidad.


No debiéramos olvidar nuestra última morada, toda habitación sobre esta tierra es momentánea, por lo que es obligado prestar la debida atención, con seriedad, al hogar permanente, toda compañía será dejada atrás para ese día.

Los pensamientos acerca de la seguridad de la muerte traen doble beneficio. Por un lado previenen de hacer el mal y por otro conducen a obtener el bien. Pensamientos constantes acerca de la muerte producen temor que sensibiliza la conciencia, el corazón se ablanda de tal modo que nos amarra a la buena conducta, el hombre en ese estado quiere salir de este mundo no teniendo deudas pendientes y esto lo guía al buen hacer.

Pero cuando no hay sentido de la muerte la mente se endurece de tal modo que el hombre se cree que nunca va a morir, comete hechos malos pensando que podrá salirse con la suya, niegan toda regla y no respetan leyes. Pero cuando el sentido del fin se acerca hacen esfuerzos por hacer el bien, por ganar lo que no habían hecho antes "Ya sé lo que haré para que cuando se me quite de la mayordomía, me reciban en sus casas" (Lucas 16:4). Nótese cómo la idea de perderlo todo le hizo cambiar de conducta. Igual hizo Job, a quien la idea de tener que dar cuenta a Dios como Juez moderó sus hechos: "¿Qué haría yo cuando Dios se levantase?" (Job 31:13-14).


La idea de mortalidad es interesante: cuando el hombre la ve lejos se pervierte, se contamina. En la parábola de los talentos podemos verlo: "A uno dio cinco talentos, y a otro dos, y a otro uno, cada uno conforme a su capacidad; y luego se fue lejos" (Mateo 25:15). Conocí un hombre perverso y degenerado en extremo, a quien una mortal enfermedad lo obligó a buscar refugio en Cristo. Los pensamientos de muerte eran tan fuertes que lo hicieron recluirse totalmente y abandonó por completo sus antiguas y malas compañías.


Cuando la idea de la muerte está ausente los hombres se comportan como prostitutas, quienes se alborotan al sentir que el marido no está. Salomón dice: "Porque el marido no está en casa; se ha ido a un largo viaje." (Proverbios 7:19). Así como la presencia del marido previene a estas malas mujeres de infidelidad, pensamientos sobre la muerte libran de peligro pues tales ideas hacen poner guarda al corazón; ideas de mortalidad producen ternura en el alma.


Pero pensamientos de mortalidad no solo previenen de mal sino también estimulan al bien.

¿Cómo? Porque hacen al hombre cuidadoso de su deber.

Un empleado bajo observación de su patrón laborará con esmero. En el camino de la fe significa industriosos de su vocación, cuidarse de lo que hace "Conociendo, pues, el temor del Señor, persuadimos a los hombres; pero a Dios le es manifiesto lo que somos; y espero que también lo sea a vuestras conciencias" (2 Corintios 5:11).

Pablo dice: siendo apóstol, me esmero en mí deber de apóstol. Tales fueron sus palabras persuadido de la cercanía de la muerte: quiero que me encuentre en mi debido lugar, tranquilo en mi casa, confiando en Dios.

Además empujan a ser cuidadosos de su oficio, deber o vocación, hace a los hombres ser más útiles a los demás, más celosos de su obra: "Pues tengo por justo, en tanto que estoy en este cuerpo, el despertaros con amonestación" (2 Pedro 1:13). Pedro se esfuerza en recordarles aquellas cosas que habían aprendido. Es una de las razones para que la predicación del Evangelio casi siempre se acompañe de temor a la muerte.


Por otro lado, pensamientos de mortalidad harán a un hombre paciente en medio de las duras adversidades que se presenten. Preservan del desespero e incluso acrecientan la gentileza: "Vuestra gentileza sea conocida de todos los hombres. El Señor está cerca" (Filipenses 4:5).
Tales asuntos nos mantienen quietos ante la provocación, y aquietarán en el desconsuelo.

Si un hombre sabe que va a morir, tratará de poner todo en orden antes de su partida, es como si supiera que va a recibir invitados, se prepara primero y luego se sienta a esperar la llegada del invitado.

De modo que es buena cosa pensar a menudo sobre la certeza de la muerte, pues nos ablanda el corazón, aumenta la fe y nos estimula a hacer el bien con gentileza y evitar el mal ante la idea de ser juzgados.


Amén

P.Oscar Arocha; www.ibgracia.org

viernes, 27 de agosto de 2010

13 preguntas

Como ayuda para identificar ídolos en nuestro corazón:

(1) ¿A qué le das más valor?
(2) ¿Qué es lo primero que piensas por default?
(3) ¿Cuál es tu meta más elevada?
(4) ¿Con quién o con qué estás más comprometido?
(5) ¿A quién o a qué amas más?
(6) ¿En quién o en qué confías o dependes más?
(7) ¿A qué o a quién temes más?
(8) ¿En qué o en quién esperas o tienes expectativas de?
(9) ¿Qué o a quién deseas más? ¿Qué deseos no satisfechos te ponen de malhumor o te hacen desesperar?
(10) ¿En qué o en quién te deleitas más, o tienes como tu mayor tesoro?
(11) ¿Quién o qué captura tu mayor celo?
(12) ¿Con quién o a qué sientes mayor agradecimiento?
(13) ¿Para quién o para qué gran propósito trabajas?

Tyler Kenney, de un sermón del P.Kenny Stokes.
Desiring God blog

Meditación del 27 de Agosto

"Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con alabanza; alabadle, bendecid su nombre" (Salmo 100:4).


Un mismo servicio, dependiendo quien lo haga, así mismo se denominará.

Si lo hace un siervo lo llamaremos servicio, si es un hijo será obediencia y si es un amigo será amabilidad.

Si lo que hacemos para Dios nace de nuestro sentido de Su excelencia y gloria, entonces le glorificaremos. Pero si lo hacemos por la cantidad de favores con que nos ha beneficiado, entonces es acción de gracias o agradecimiento. Las Escrituras hacen esta distinción: "Porque habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios ni le dieron gracias" (Romanos 1:21).

La acción de gracias es un libre reconocimiento a Dios de la gloria de Su bondad, con el fin de glorificarle y testificar nuestro amor a El. Está relacionada a algo que hemos recibido. Nace cuando el individuo comienza a considerar consigo mismo lo que ha recibido de Dios, y sobre esa consideración regresa a Dios en gratitud, eso es acción de gracias. David, por ejemplo: "¿Que daré a Jehová por todas sus bendiciones para conmigo?" (Salmo 116:12).


La propiedad esencial de la acción de gracias a Dios es que sea libre, espontánea, en la persona agradecida. En asuntos de dar gracias, hacerlo de libre corazón es más importante que lo que usemos para expresar gratitud.
y en otro lugar el dulce cantor de Israel agrega: "Y ahora, oh Dios nuestro, nosotros te damos gracias y alabamos tu glorioso nombre. Porque, ¿quién soy yo, y qué es mi pueblo, para que podamos ofrecer espontáneamente cosas como estas, siendo todo tuyo, y que de lo que hemos recibido de tu mano, te damos?" (1Crónicas 29:13-14).

Nótese que refiere ambas cosas, el bien material y la espontaneidad.


La sustancia de la acción de gracias es dar gloria a Dios. El mismo lo enseña y lo manda así en Su Palabra:
"Si yo tuviese hambre, no te lo diría a ti, porque mío es el mundo y su plenitud. ¿He de comer la carne de los toros? ¿He de beber la sangre de los machos cabrios? ¡Sacrifica a Dios acciones de gracias! ¡Paga tus votos al Altísimo! Invócame en el día de la angustia; yo te libraré, y tú me glorificarás" (Salmo 50:12-15).

Si alguno te invita a comer, reciprocas el agradecimiento invitándole también. Con Dios no es así, para reciprocarle simplemente demos gracias de corazón en reconocimiento de Su gloria: que todo es de El y que El te lo dio.


Entiende, pues, que si amas a Dios y eres de El, podrá haber ocasión donde la gloria de Dios requiera tu salud, u honra, empleo o cualquier otra cosa. Será amor dejar que El tenga nuevamente lo que es Suyo, como mandó Cristo a Sus mensajeros:
"Y aconteció que llegando cerca de
Betfagé y de Betania, al monte que se llama de los Olivos, envió a dos de sus discípulos, diciendo: Id a la aldea de enfrente, y cuando entréis en ella, hallareis atado un borriquillo, en el cual ningún hombre ha montado jamás. Desatadlo y traedlo. Si alguien os pregunta: "¿Por que lo desatáis?", le responderéis así: Porque el Señor lo necesita" (Lucas 19:29-31).

Esfuérzate en dar acciones de gracias, no solo es provechoso para ti sino también deleitoso a tu alma. Ser agradecido para con Dios es altamente beneficioso: "Por nada estéis afanosos; más bien, presentad vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestras mentes en Cristo Jesús" (Filipenses 4:6-7).


Dar acciones de gracias es la forma de obtener más porque convierte las piedras en oro, ingratitud es la vía para perderlo.


Amén.

P.Oscar Arocha; www.ibgracia.org

jueves, 26 de agosto de 2010

Fuente de la vida eterna

Meditación del 26 de Agosto

"Yo les doy vida eterna, y no perecerán jamás, y nadie las arrebatará de mi mano" (Juan 10:28).


La vida eterna es un don de Cristo. Por su amor y gobierno estamos seguros contra todo peligro. No es el mérito de nuestras obras sino el fruto de Su bendita Gracia: "Porque la paga del pecado es muerte; pero el don de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, Señor nuestro" (
Romanos 6:23).
Observa los términos del texto.


Pecado y muerte son semejantes a obras y paga, pero vida eterna es un donativo, no por méritos de quien recibe, sino por la bondad del Dador.

Obras que necesitan perdón no merecen gloria. Es cierto que hay presencia de obras en la vida cristiana, pero no como causa de, sino como consecuencia de. Dios primero justifica, luego santifica y por último glorifica: hay un orden.

La justificación es la causa fundamental de la vida eterna, la santificación es el comienzo o introducción en ella, y ambas son obtenidos por Cristo. Lo primero es obtenido por Su sangre y lo segundo obrado por Su Santo Espíritu.


Nótese que Su oficio es básicamente dar, pero no riquezas terrenales, ni poder material, ni honores transitorios, sino vida eterna.
Este fue el gran fin ordenado por el Padre.

Aun así habrán muchos que vienen a Cristo en busca de asuntos materiales: "Le dijo uno de la multitud: Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia" (Lucas12:13). Tales peticiones no son aceptadas por nuestro Mediador, porque el Señor ama dar bendiciones de acuerdo a la naturaleza de Su ser, El vive para siempre y da vida eterna a los elegidos. Aprende, pues, cómo definir tus peticiones: "Acuérdate de mi, oh Jehová, según tu benevolencia para con tu pueblo. Visítame con tu salvación, para que vea el bien de tus escogidos, para que me alegre con la alegría de tu pueblo, para que me gloríe con tu heredad" (Salmo 106:4-5).


Nuestro estado celestial y glorioso es denominado: "Vida eterna". No solo implica existencia por siempre, sino también quietud y felicidad.

La vida es la posesión más preciosa de las criaturas, y no hay felicidad sin ella; más aún, todos nuestros consuelos comienzan y finalizan con la vida. La vida es mejor que el alimento: "¿No es la vida mas que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?" (Mateo 6:25). Para un hombre muerto resulta igual que le den a beber veneno como un estimulante.

Y es vida eterna, no como la terrenal que es un vapor que pronto se disipa con el calor abrasador de este mundo.


Nuestra vida presente es como una lámpara que esta casi apagándose; bajo el poder de cualquier bandido o asesino. En cambio la que da Cristo es eterna, una vida atada a la felicidad; una vida que nunca se gasta ni jamás cansará. Tan diferente a la vida terrenal -la de aquí se hace cada vez más pesada a medida que pasan los años- el poder de disfrute se acaba con ella, como dice Salomón: "Antes que vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas: "No tengo en ellos contentamiento" (Eclesiastés 12:1). En algunos será un peso tan grande que desearán y pedirán que sus vidas terminen pronto, otros optan por el suicidio para salir de ella.


Pero en la eternidad no es así ya que cada día será mas hermoso que el anterior, como dice un santo: "Mejor es tu misericordia que la vida". Los hombres han maldecido el día de su nacimiento, pero nunca el día de su nuevo nacimiento, porque todos y cada uno de los que ha saboreado la vida de Dios nunca se cansan de ella.

Esta vida es empezada y traída por grados. Uno comienza a vivir tan pronto Cristo empieza a vivir en uno por medio de Su Espíritu y Su palabra; desde ese momento se inicia el indetenible viaje hacia el cielo porque la simiente de vida no puede ser destruida.


La vida natural puede extinguirse, pero no la de gracia, como está escrito: "Y si el Espíritu de aquel que resucitó a Jesús de entre los muertos mora en vosotros, el que resucitó a Cristo de entre los muertos también dará vida a vuestros cuerpos mortales mediante su Espíritu que mora en vosotros" (Romanos 8:11).


Amén

P.Oscar Arocha; www.ibgracia.org

miércoles, 25 de agosto de 2010

Diptongo

Para bailar diptongo
se necesita
una vocal muy gorda
y otra bien flaca.
¡Hay peine y cueva, miel y violín!

Ellas nunca se pisan
ni se interrumpen
y es tal la risa
que al diptongo
vuelven triptongo.
¡Hay Paraguay, buey y jaguey!

Para bailar diptongo
no necesitas
poner las tildes
ni mucha ciencia
gramatical.
Hay cuerno y tiempo y... ¡güepa je!

Palabras que me gustan
Clarisa Ruiz, Colombia

Meditación del 25 de Agosto

"Así que, los que somos fuertes debemos soportar las flaquezas de los débiles, y no agradarnos a nosotros mismos" (Romanos 15:1)


La Biblia enseña de manera clara y tajante el signo inequívoco de la fortaleza en gracia.

Los niños tienen que ser llevados en brazos de otros más fuertes, los débiles no podrán cargarlos. La compasión de un hombre será signo seguro de su fortaleza espiritual.


En sentido espiritual, el débil en fe estará más inclinado a sentirse ofendido por los demás, porque es débil, y si golpea al fuerte, su golpe es tan débil que el otro ni se entera o decide no poner caso.

Al obrar así el fuerte glorifica más el nombre de Dios, literalmente echa sobre sus hombros al más débil porque puede hacerlo; por su fortaleza espiritual puede soportar o controlar el disgusto natural al pasar por alto ofensas, ayudar a otros y completar la tarea de levantarlos. Es capaz de llevar el peso como buen atleta. Y todo esto son desventajas para el creyente débil.


Al débil en la fe le es muy difícil beber agua pura de la fuente, más bien bebe de la que corre por la corriente. Esto es, que la fe débil siempre está viendo segundas causas, pero la fuerte no. Entiéndase que cuando cae una adversidad el débil la atribuye a las criaturas, en cambio el fuerte ve la causa en la soberanía de Dios y resuelve con la criatura.

Significa que el débil juzga por lo que ve y siente, en cambio el fuerte se inclina a juzgar eventos por las Escrituras, por lo que el Creador ha dicho. Por esta razón glorifica más a Dios, pues atribuye verdad a Dios y no considera la debilidad de las criaturas, sino el poder y verdad de Dios.

La fe débil hace pocas cosas por Dios y como consecuencia su alma también es débil, y aleja las bendiciones del cielo sin querer y sin saberlo.


Mire el caso de los hijos de Israel en el desierto: "Sin embargo, no quisisteis subir. Más bien, fuisteis rebeldes contra el mandato de Jehová vuestro Dios, y murmurasteis en vuestras tiendas, diciendo: Porque Jehová nos aborrece, nos ha sacado de la tierra de Egipto, para entregarnos en mano de los amorreos para destruirnos. Acuérdate de todo el camino por donde te ha conducido Jehová tu Dios estos cuarenta años por el desierto, con el fin de humillarte y probarte, para saber lo que estaba en tu corazón, y si guardarías sus mandamientos, o no. El es quien te sustentó en el desierto con mana, comida que no habían conocido tus padres, con el propósito de humillarte y probarte para al final hacerte bien" (
Deuteronomio 1:26-27;8:2,16).

Dios había mandado pruebas y adversidades para que ellos conocieran su corazón y se cuidaran, porque si uno cuida el corazón entonces el Señor estará con uno, pero ellos atribuyeron su mal a segundas causas y llegaron hasta levantarse contra Moisés, como si él fuera culpable de esas pruebas. Dios mató a todos en el desierto y ninguno de los rebeldes pudo disfrutar de la tierra prometida.


Si nuestra fe tiene gran dosis de incredulidad -es débil-, tendremos muchas y grandes desventajas y nos haremos daño innecesario.


Hermano cristiano, si eres
débil en fe no te desalientes, aún así tienes derecho a todas las promesas. Eres participante de la naturaleza divina; tus aflicciones son limpiadas de toda maldición, y eres heredero de la herencia de los santos en luz. Te pertenece herencia incorruptible e inmarcesible en los cielos: Dios es tu porción, Cristo es tu Salvador, y el Espíritu Santo tu consolador. Tu mansión es el cielo. Los ángeles tus guardianes, todo eso y más es tuyo, aún cuando tu fe sea muy débil.


No es ser humillados lo que debilita, sino depresión, desánimo y parálisis espiritual.

Piensa y medita lo que hay en Cristo para ti, considera: "Fortaleced las manos cansadas, afirmad las rodillas endebles. Decid a los de corazón apocado: Esforzaos, no temáis; he aquí que vuestro Dios viene con retribución, con pago; Dios mismo vendrá y os salvará. Y los redimidos de Jehová volverán, y vendrán a Sión con alegría; y gozo perpetuo será sobre sus cabezas; y tendrán gozo y alegría, huirán la tristeza y el gemido" (Isaías 35:3-4,10).

¡Levantaos, pues, almas abatidas, haced obras de justicia y confiad en Dios!


Amén

P.Oscar Arocha; www.ibgracia.org

martes, 24 de agosto de 2010

La FOTO DE HOY

Tejas y musgos

Meditación del 24 de Agosto

"Sea el mundo, sea la vida, sea la muerte, sea lo presente, sea lo porvenir, todo es vuestro" (1 Corintios 1:22).


El Nuevo Testamento enseña que las aflicciones o sufrimientos de los creyentes fueron comprados por el Señor Jesucristo para los suyos.

Nótese que Pablo dice que la muerte, reina del miedo y angustias, es citada como uno de los bienes que Cristo compró en Su sacrificio, y la compró para usted y se la dejó a usted.

Si la muerte es suya, luego entonces todas las aflicciones que son hijas de ella también son suyas, y uno se pregunta: ¿Quien va a tener miedo de lo que es de su propiedad?


Por otro lado nos dice que son parte de los dones de Dios: "Porque se os ha concedido a vosotros, a causa de Cristo, no solamente el privilegio de creer en él, sino también sufrir por su causa" (Filipenses 1:29).

Cristo no da males a los Suyos, de ninguna manera, aunque las aflicciones parecen un mal, en realidad son un bien.

Lo que Cristo nunca te dará es desespero e impaciencia. Esto no viene de Dios sino de nuestra propia incredulidad y mal corazón. Pero es bueno decirte que es inevitable -en muchos casos- que los sufrimientos traigan tristeza debajo del brazo, como está escrito: "Al momento, ninguna disciplina parece ser causa de gozo, sino de tristeza; pero después da fruto apacible de justicia a los que por medio de ella han sido ejercitados" (Hebreos 12:11).


Esas verdades generales pueden individualizarse con la vida de un hombre en Cristo: "Como no conocidos, pero bien conocidos; como muriendo, pero he aquí vivimos; como castigados, pero no muertos; como entristecidos, pero siempre gozosos; como pobres, pero enriqueciendo a muchos; como no teniendo nada, pero poseyéndolo todo" (2Corintios 6:9-10).

Nótese el "como" empleado por el apóstol en sus palabras, habla de aflicciones como si no fueran sufrimientos; es como un hombre que se ha enfermado de gripe para curarlo de una tuberculosis; esto es, que habla de sus aflicciones llamando "enfermedad" a la medicina. El vómito es desagradable, pero si alguien se intoxica al ingerir una sustancia venenosa, la medicina es inducir el vómito: un mal menor salva de un mal mayor, y en este caso podría ser hasta la muerte.

De modo que las aflicciones del creyente son medicina-enfermedad. La angustia no es un bien en sí, sino un mal necesario proporcionado por la mano del Padre. Los cosecheros de arroz dan de golpes a la mata del grano, con el palo separan el grano útil de la paja inútil, usan lo malo para sacar limpio lo bueno.


Si analiza las palabras del profeta notará la promesa de Dios: "Su Dios le enseña y le instruye en cuanto a lo que es correcto: que el eneldo no se trilla con el trillo, ni sobre el comino se hace rodar la rueda de la carreta; sino que el eneldo se golpea con un palo, y el comino con una vara. Por cierto, no se muele el grano indefinidamente, ni se lo trilla sin fin. Pero haciendo pasar la rueda de la carreta, lo esparce y no lo tritura. También esto procede de Jehová de los Ejércitos, maravilloso en designios y grande en logros" (
Isaías 28:26-29).

Dios ha prometido no pasar la rueda de molino sobre los débiles, los trillará según Su voluntad.


Cada instrumento de limpieza se aplicará en proporción a la fortaleza de cada quien.

En el proceso del arroz, primero se sacude con un palo, luego que el grano se separa de la paja se introduce en la rueda de molino, se extrae el grano limpio, y por último se pasa por fuego antes de servirse como alimento en la mesa.

Como dijera un mártir del pasado: "Yo soy grano del granero de Dios; por tanto debo pasar por su aventador, luego por entre las piedras del molino, y de ahí al caliente horno, antes de ser un pan para Cristo".

Amén

P.Oscar Arocha; www.ibgracia.org

lunes, 23 de agosto de 2010

Galbraith

Meditación del 23 de Agosto

"El que sacrifica alabanza me honrará" (Salmo 50:23).


Honrar al Creador de manera activa es cuando nos entregamos de corazón a hacer lo que Dios manda y que sea magnificado y tenido en cuenta entre los hombres. En este sentido las alabanzas o el reconocerle en público y en privado son una forma de dar gloria.

Las cosas de la creación manifiestan el poder y la deidad del Creador, pero nosotros como criaturas racionales y redimidas podemos hacer más que eso, podemos hablarla, cantarla y explicarla a otros hombres como una invitación a que hagan lo mismo: "Te alaben, oh Jehová, todas tus obras, y tus santos te bendigan" (Salmo 145:10).


También es dar honra a Dios cuando sujetamos nuestra voluntad a la Suya, porque nuestras obras glorifican más al Señor que nuestras palabras: "Por lo cual asimismo oramos siempre por vosotros, para que nuestro Dios os tenga por dignos de su llamamiento, y cumpla todo propósito de bondad y toda obra de fe con su poder, para que el nombre, de nuestro Señor Jesucristo sea glorificado en vosotros, y vosotros en él, por la gracia de nuestro Dios y del Señor Jesucristo" (2Tesalonicenses 1:11-12).

Muchos pueden hablar buenas cosas de Dios, pero sus corazones no están sujetos a El, le honran con sus alabanzas pero lo deshonran con sus vidas.

Dios es muy glorificado en la obediencia de las personas. También le glorificamos cuando estudiamos cómo agradarle: "Para que andéis como es digno del Señor, a fin de agradarle en todo; de manera que produzcáis fruto en toda buena obra y que crezcáis en el conocimiento de Dios" (Colosenses 1:10).

Es honra para el maestro cuando sus alumnos se esfuerzan en complacerle.


En la providencia podemos glorificar a Dios, por ejemplo cuando preferimos Su gloria que nuestra comodidad, Su honra que nuestra complacencia.

Así fue con Cristo: "Ahora está turbada mi alma. ¿Que diré: Padre, sálvame de esta hora? ¡Al contrario, para esto he llegado a esta hora! Padre, glorifica tu nombre. Entonces vino una voz del cielo: ¡Ya lo he glorificado y lo glorificaré otra vez!" (Juan 12:27-28).

Los hijos de Dios deben tener siempre presente que están para anunciar las virtudes de Cristo en este mundo, y así como hay empresas extranjeras que anuncian sus productos entre los dominicanos, del mismo modo los creyentes: "Pero vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido, para que anunciéis las virtudes de aquel que os ha llamado de las tinieblas a su luz admirable" (1Pedro 2:9).

La vida de un Cristiano fiel es un himno a Dios, y la de un infiel es una deshonra que ensucia y profana el nombre de Cristo: "Pero cuando llegaron a las naciones a donde fueron, profanaron mi santo nombre cuando se decía de ellos: ¡Estos son el pueblo de Jehová, pero de la tierra de él han salido!" (Ezequiel 36:20).


Es notorio que los hombres sobre la tierra piensan más en sus intereses personales que en la gloria de Dios. Una de las enfermedades a la cual están expuestos los creyentes es la que nos advierte el apóstol: "Porque habrá hombres amantes de los placeres más que de Dios. Tendrán apariencia de piedad, pero negarán su eficacia. A éstos evita" (2Timoteo 3:1-5).

Esforcémonos en buscar la gloria de Dios, porque la sentencia divina es muy clara sobre los que no le glorifican: "Porque he aquí viene el día ardiente como un horno, y todos los arrogantes y todos los que hacen maldad serán como paja. Aquel día que vendrá los quemará y no les dejará ni raíz ni rama, ha dicho Jehová de los Ejércitos. Pero para vosotros, los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá sanidad. Vosotros saldréis y saltaréis como terneros de engorde" (Malaquías 4:1-2).


Sea tu más sabio y conveniente deber glorificar a Dios en la posición que te ha colocado.

Si eres pobre glorifícale como tal, sé diligente, paciente, inocente y contento con tu estrechez.

Si eres rico, entonces glorifica a Dios con una mente humilde.

Si estás sano, glorifícale con tu salud.

Si estás enfermo, glorifícale por ser manso bajo Su mano que te ha afligido.

Si estás en posición de gobernar a otros, mejora el celo de tu labor mejorando todas las ventajas de ese servicio.

Si eres comerciante, glorifícale siendo justo en todos tus negocios, sin olvidar el dar a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César. Entiéndase que cada hombre ha sido enviado a este mundo para actuar la parte que el Gran Señor de la escena le ha puesto: "Que no defrauden a nadie, sino que demuestren toda buena fe para que en todo adornen la doctrina de Dios nuestro Salvador" (Tito 2:10).

Por tanto, que en todo consideres el fin por el cual fuiste enviado aquí, y que un día tendrás que comparecer ante el tribunal de Dios: "¡Ojalá fueran sabios, que comprendieran esto, Y se dieran cuenta del final que les espera!" (Deuteronomio 32:29).


Quiera el Señor darnos Su bendición en esto y que cuando lleguemos al final de la jornada podamos decir sin fingimiento como el apóstol:

"Porque nuestro motivo de gloria es este: el testimonio de nuestra conciencia de que nos hemos conducido en el mundo (y especialmente ante vosotros), con sencillez y la sinceridad que proviene de Dios, y no en sabiduría humana, sino en la gracia de Dios" (2Corintios 1:12).


Amén.

P.Oscar Arocha; www.ibgracia.org